Las regulaciones impuestas en varios países de Europa establecen quelas personas deben permanecer en cuarentena estricta. No pueden salir de sus casas por motivos no esenciales. De esta manera, a quienes las autoridades sorprenden rompiendo injustificadamente con en el encierro se les penaliza con severas sanciones o multas.
Jessica Allen y Eliza Moore, ambas de 27 años, aseguran haber sido asediadas y rodeadas por la policía cuando llegaron por separado café en mano a Foremark Reservoir en Derbyshire, Inglaterra, el pasado miércoles 06 de enero.
Resulta que la pareja creyó que no tenía nada de malo ir a pasar un día en el sitio de acampar. Hacía un clima propicio para ejercitarse un poco al aire libre. Además, ambas se encontraban a tan solo diez minutos de sus hogares, en la cercana Ashby-de-la-Zouch, localidad situada en el condado de Leicestershire, Reino Unido.
Sin embargo, Jessica y Eliza se quedaron pasmadas cuando los funcionarios se hicieron presentes en el sitio para leerle sus derechos e implantarles una multa de 200 libras esterlinas (casi 280 dólares estadounidenses). Los uniformados afirmaron que hacer ejercicio no estaba contemplado.
Jessica aseguró que, cuando vio al contingente de oficiales llegar en la patrulla a la entrada del lugar quedó aterrada. Lo primero que pensó fue que había habido un crimen grave, o algo parecido.
Ambas mujeres y amigas dijeron que se fueron en autos separados, entendiendo que era lo más sensato. Sin embargo, la policía aparentemente no lo tomó tan a la ligera y procedió contra ellas.
“Con mi negocio cerrado, salir a caminar es para lo único que salgo de la casa. Necesito hacer algo de ejercicio.
Puede haber mucha gente simplemente caminando por mi área local, así que decidí ir en auto hasta el embalse porque sabía que estaría menos concurrido.
En todo caso, pensé que estaba siendo más responsable”, dijo Jessica.
De hecho, uno de ellos empezó a leer los derechos a las damas mientras estas se decían para sus adentros: “Esto debe ser una broma”. Pero, nada de eso. Fueron sancionadas de igual forma, aunque según dicen, ambas se toman la pandemia muy en serio. El hermano de Jessica es un médico que trabaja en una sala de COVID ubicada en Londres.
“Mientras conducíamos, había una camioneta de la policía, un coche de la policía y había muchos policías allí; pensamos que debía haber habido un crimen grave, que alguien había muerto o algo así.
Lo siguiente, mi auto rodeado por los agentes quienes comenzaron a interrogarnos tan pronto como pusimos un pie afuera del vehículo”, añadió Eliza.
Jessica también dijo que sus padres se contagiaron. Sufre de constantes episodios de ansiedad y por eso intenta hacer algo con su tiempo, desempleada como está. Nunca se imaginó la posibilidad de quedar tras las rejas, tan solo por salir a dar un paseo con su amiga Eliza, quien labora como tripulante de cabina para British Airways.
Por su parte, el abogado en Derechos Humanos, Adam Wagner, dijo a los medios de comunicación británicos que, en la actualidad no existe ninguna ley que prohíba viajar en auto para hacer ejercicio.
Sin embargo fueron acusadas de organizar un picnic por llevar un vaso de café en la mano.
El diputado por North West Leicestershire, Andrew Bridgen, se encuentra preocupado de que sus electores se enfrenten a multas de la policía de Derbyshire por hacer ejercicio, en lo que él clasifica como área local. En lo sucesivo, cada oficial usará su juicio profesional caso por caso.
Las personas deben comprender las razones claras por las que se les puede preguntar sobre sus movimientos, dada la situación de crisis en la que se encuentra actualmente Gran Bretaña. ¿Tú que opinas de este caso?