Los tarahumaras se llaman a sí mismos rarámuri, que significa “corredores a pie”, una voz indígena que proviene de las raíces rara (pie) y muri (correr). Para ellos, esto es sinónimo de lo que es ser persona o humano.
Delgados, de no más de 1,70 centímetros de alto, piel morena y gruesa, con brazos y piernas largas, en general, con cuerpo atlético, los personajes de esta historia no son deportistas entrenados, sino un trío de indígenas de un pueblo nativo de las Barrancas del Cobre, México, tres rarámuris, tres corredores a pie.
Debido a las medidas de confinamiento decretadas a nivel global, la carrera Big Dog’s Backyards, celebrada el 20 de octubre y que forma parte del Festival Internacional de Turismo de Aventura destacó la participación de tres atletas rarámuri originarios de Guachochi y Urique, Chihuahua, México.
Se realizó de manera virtual, y en el caso de México, las Barrancas del Cobre sirvieron de escenario y pista para los corredores, respetando todas las normas de salubridad para resguardar a los atletas de más de 21 países.
Tras correr 428 kilómetros en 64 horas continuas, los rarámuri Pedro Parra, Juan Contreras y Miguel Lara obtuvieron el octavo lugar como equipo. A nivel individual, Pedro Parra se encuentra en el quinto lugar, mientras que Lara quedó en el sexto. Vale destacar que ninguno de los tres usó zapatillas deportivas.
Este último ganó el Ultramaratón de Caballo Blanco en marzo, por encima de otros corredores rarámuris y de otros lugares de México y de otros países. Por tanto, Pedro Parra quedó en el primer lugar dentro del equipo nacional y en el quinto a nivel general.
“Los corredores tarahumaras dominaron el Ultramaratón de los Cañones, carrera que inicia en el poblado de Guachochi para entrar y bajar a la Barranca de la Sinforosa, conocida como la ‘Reina de las Barrancas’ con una profundidad de 1.830 metros”, comentó un participante al ser entrevistado.
Por su parte, el ganador y virtual campeón fue el belga Karel Sabee, quien se impuso en el primer lugar de todas las categorías tras completar la asombrosa y titánica distancia de 502 kilómetros en 75 horas continuas.
“Mis respetos a Sabee. Esto que hacemos es real y relativamente simple, pero créanme que no es fácil. Lo hacemos porque nos gusta”, añadió el mismo corredor a los medios.
En los Juegos Olímpicos celebrados en Amsterdam, Países Bajos, en 1928, dos rarámuris representaron a México haciéndose famosos, ya que al terminar los apenas 42 kilómetros declararon: “¡muy corto!, ¡muy corto!”, quejándose, de manera que no es la primera vez que estos poderosos corredores tienen exposición mediática internacional.
El secreto de los rarámuri es la resistencia, no la velocidad, pero, ¿Quiénes son estos hombres morenos y sigilosos que habitan en Las Barrancas del Cobre? Son, en realidad, hombres sencillos que cultivan maíz y frijol para autoconsumo.
Pero, que también suelen tener rebaños de chivas y cabras que pastorean entre las montañas y que, en ocasiones los hacen correr varios kilómetros al día entre senderos apenas dibujados en la sierra, al borde de los filosos riscos que ponen en riesgo continuamente su vida.
Esta historia hace honor a este pueblo sigiloso, que se ha mantenido evitando el contacto con los chabochi, que es como llaman a los que no pertenecen a la comunidad y que significa “aquellos que causan problemas”. Por el contrario, ser rarámuri significa ser de aquellos que huyen de los problemas.
Merece la pena compartir el esfuerzo de estos humildes atletas que son parte importante dela historia y cultura de su país. No te vayas sin hacerlo.