Para muchos, parece una imagen irreal ver a niños jugando en la calle, en el parque, sin niñeras, ni madres estresadas que los vigilen a todas horas por temor a un pequeño raspón, o que estén expuestos a lo peligros propios de una sociedad del siglo XXI.
Pero no siempre fue así. Los vecinos, los primos, los amigos del cole… Se reunían para hacer lo que todo niño quiere hacer todo el día: jugar, y pasar una tarde llena de actividades que parecían no terminar nunca, cuya peor hora era aquella en la que te llamaban a comer y tenías que interrumpir ese fenomenal momento de juegos y diversión con tus amigos.
Los años pasan y los tiempos cambian, y lamentablemente ya no se ve a niños con balones, canicas, ni cuerdas para saltar. Y probablemente, los niños de ahora se estén perdiendo de esa pasión e intensidad infantil que encontraban en inocentes y creativos juegos y que les caracterizaba a los pequeños de antes. Sin embargo, si tienes niños alrededor, te vendrá bien recordar estos juegos que saben a niñez, que más de uno echamos de menos, y que se los puedes enseñar a los más pequeños de la casa:
1. la rayuela
Solamente se necesitaba una tiza, una piedra y un suelo donde pintar 8 cuadrados de un tamaño medio, lo suficiente como para que quepa un pie y que al tirar una piedra no rebote fácilmente por el resto de cuadrados. Y si es que no había piedras, eso no era problema, un botón, un grano, algo que tuviera suficiente peso para hacer la función de ficha, servía también.
Tirábamos la piedra y tenía que entrar en uno de los cuadrados, si no lo lográbamos, perdíamos el turno. Si lo conseguíamos, teníamos que saltar con un solo pie dentro de las cuadrados, de uno en uno avanzando por la rayuela, girarnos y volver al punto de partida, sin pisar las líneas y finalmente recoger la piedra. La meta era avanzar toda la ruta de la rayuela recogiendo la piedra en cada cuadrado.
¡Un verdadero reto para el equilibrio y la concentración!
2. CANICAS
Estas pequeñas esferas de vidrio han sido la auténtica pasión de toda una generación. Con algunas variaciones en las normas del juego, pero siempre han estado presentes y todavía no hemos conseguido comprender cómo las carreras de canicas pudieron desaparecer de los parques. Y tú, ¿de qué grupo eras, de los que ganaban las canicas de sus rivales o de los que compraban a menudo? Ojo, ¡que también se hacía con chapas!
3. LA PEONZA / TROMPO
Un clásico que parece haber pasado de moda. ¿Hace cuánto que no vemos una peonza en las manos de un niño? Siempre había algún amigo que dominaba el juguete y hacía auténticos malabarismos con ella.
4. saltar a la comba
Podían pasar las horas sin que nadie se diera cuenta, hasta que de pronto el sol había caído y tristemente, todos debían volver a casa. Resulta que esta práctica en la que aguantábamos horas la utilizan ahora los entrenadores personales y los más exigentes deportistas para mantenerse en forma… ¿Y tú serías capaz de seguir el ritmo del niño que fuiste? Existen multitud de juegos relacionados con el salto de la cuerda. En grupo, en parejas, individuales… ¿Recordamos algunos de ellos? Una y dos, al cochecito leré, el cartero… ¿Te suena alguno más?
5. el Escondite Inglés
«Un, dos, tres. Al escondite inglés, sin mover las manos ni los pies». ¿Te acuerdas? Esta conocida frase la repetía uno que se colocaba de cara a la pared. Mientras hablaba, el resto se movía hacia él. Pero cuando terminaba y se daba la vuelta, todos tenían que estar muy, muy quietecitos. Si descubría a alguno moviéndose, o bien volvía a empezar desde el punto de salida, o bien se lo quedaba en la pared. Ganaba aquél que tocara la pared.
6. LA GOMA (elástico)
Un clásico de patio, sin dudarlo. Seguramente eres de los que apenas se puso de moda en tu barrio o en tu cole, fuiste volando a una mercería para comprar una de esas gomas de colores, que llevábamos a todos lados, generalmente en el bolsillo de la falda o del pantalón del cole. Y a saltar y a saltar, sin parar.
Dos niños de pie se colocaban dentro de la goma, que estaba atada por los extremos, con espacio suficiente para que otro niño salte y realice movimientos rítmicos. La goma se situaba inicialmente a la altura de los tobillos y se iba subiendo hasta la cintura o hasta las axilas dependiendo del grado de dificultad del juego. ¡Un juego que podía enviciarte por completo!
7. el pilla pilla, el rey de los clásicos
Tal como indica su nombre, consistía en pillar al compañero y no había límite de jugadores. Era un juego en el que no había cabida para el «bullying», todos jugaban y cuantos más, mejor. Uno era el que trataba de pillar, mientras los demás corrían despavoridos. Solo así se entiende cómo los peinados laboriosos de una niña terminaban completamente deshechos en el primer recreo.
Sería maravilloso que estos juegos tan sanos y que suponen tantos beneficios para el desarrollo motriz, social y emocional de los niños, se pongan de moda de nuevo. Ciertamente, la tecnología es la verdadera ladrona de esos espacios que los pequeños necesitan para socializar y desarrollarse libres y felices.
¿Y tú cuál juego es el que más echas de menos? Comparte estos juegos que recuerdan tu niñez en tus redes y coméntalo con tus amigos.