Su nombre es Adrian Anantawan y es mi nuevo héroe sin capa ni antifaz pero con todo lo demás: fortaleza, perseverancia y pasión es lo que más admiro de este hombre. Cuando leas su historia seguro también te enamoras de él.
Adrian nació en Ontario, Canadá, hace 33 años. Fue un varoncito precioso y saludable, pero su mano derecha no se desarrolló. Los médicos creen que el cordón umbilical se le enrolló en el bazo durante su gestación, pero nada de ésto le ha impedido convertirse en uno de los violinistas más reconocidos a nivel mundial.
Cuando niño, Adrian no era el chico más popular pero los poquitos amigos que tenía eran bastante cercanos. A los 10 años comenzó su romance con el violín: “Empecé a interesarme por la música gracias a un profesor que tuve. Me decanté por ese instrumento porque mi padre lo tocaba cuando era más joven. Desde que lo cogí por primera vez hasta ahora el violín me ha dado la motivación que necesitaba”
Al paso de los años desarrolló su propia técnica para tocar el violín, pues no había mucha gente como él tocando el violín y mucho menos un método formal. Le fabricaron una prótesis especial para poder sostener el arco y ensayaba hasta 7 horas diariamente, hasta que logró lo imposible: el pizzicato (pellizcar las cuerdas con la yema de los dedos). “Sólo utilizo mi mano izquierda y lo hago bastante deprisa”, cuenta. Hasta ahora, no ha habido ninguna partitura que él no pueda interpretar.
Sus padres le apoyaron en todo momento sin importar su condición, así como sus profesores: “Creyeron en mí. Por eso a pesar de mi discapacidad he tenido éxito y soy lo que soy en la actualidad. Al final el único impedimento podía haber venido de mí y yo siempre he confiado en mi capacidad. Es importante luchar y creer en uno mismo, sin tener en cuenta lo que los demás piensen”. Gracias a él una nueva generación de jóvenes músicos se han atrevido a desafiar sus limitaciones.
Adrian se ha convirtió en una estrella a pulso, no por lástima ni caridad de nadie. Su talento es indiscutible e internacionalmente reconocido, estudió en el prestigioso Instituto Curtis de Música al ganar una beca y es graduado de Harvard. Ahora también da clases e infunde su pasión a músicos jóvenes.
Si ya estás a punto de enamorarte de Adrian, tienes que ver esto y terminar de caer en las redes de sus talentosos encantos:
La pieza anterior es el tema principal de la película «La lista de Schindler». El aire se llena de los acordes correctos y todo fluye de tal manera que, por un momento, todos en la sala se olvidan de sus limitaciones materiales y se sumergen en una lustrosa e intensa belleza.
Si tú también te volviste fan de Adrian, ¡comparte su inspiradora historia!