James y Cloe se conocieron en la adolescencia y se enamoraron perdidamente, pasaron los primeros años de su juventud aprendiendo juntos sobre la vida, y cuando la joven tenía 17 años tuvieron esperaban sorpresivamente su primer hijo.
A esa prematura edad decidieron formar una familia, con la llegada de Leo, el primero de sus hijos. Como a cualquier pareja, las cosas no les fueron fáciles y fue muy difícil para ellos al principio, pero su amor era más fuerte que todo y comprendieron que ser padres era lo mejor que les había pasado en la vida.
Pasaron los años y nacieron Levi, Oliver y la primera niña de la familia, Megan. La vida era generosa con los dos y su familia era una de sus mayores fuentes de alegría, sin embargo decidieron tener sólo un niño más.
Cloe y James con Leo, Levi, Oliver y Megan.
James era feliz con todos sus hijos, su familia era una de sus preciadas joyas.
Al poco tiempo nació Miley, y comprendieron que tener niños podía ser más complicado de lo que pensaban cuando le diagnosticaron un problema en su cerebro y la pequeña necesitaba cuidados extras. Cloe y James decideron no tener más hijos.
Sin embargo, Cloe quedó embarazada dos veces más, y Lacey y Lexi nacieron, acarreando el mismo problema que su hermana. A pesar de que decidieron no tener más hijos, un par de años después, en el 2015, los médicos le anunciaron a la joven que estaba nuevamente embarazada, y así fue que a los 9 meses nació el octavo y último hijo de la familia, Elijah.
Las cosas para la familia no eran fáciles y James tenía que trabajar todo el día, mientras que su mujer se quedaba en casa cuidando de los 8 hijos.
Tres de los hijos de la pareja tienen un problema en su cerebro y necesitan atención permanente.
Los niños están siempre juntos y juegan todo el tiempo.
Tres meses después de que naciera su hijo más pequeño, Cloe y James se despertaron a las 4 de la madrugada debido a que el joven padre tenía un ataque y actuaba de forma extraña. Cloe, desesperada, intentó darle RCP hasta que los médicos llegaron al hogar, pero James dejó de respirar en la misma cama donde habían estado durmiendo horas antes de forma apacible.
James falleció con sólo 31 años, dejando a su mujer y a sus 8 hijos. Su muerte podría haber sido evitada, ya que el joven tenía un corazón hipertenso, y noches anteriores se había sentido mal pero no le dio importancia.
La hipertensión es un grave problema, sobre todo porque sus síntomas son desestimados por quienes sufren de la enfermedad o no siguen la dieta que el médico les recomienda.
James quería a sus hijos más que nada en el mundo. Él era quien insistía en continuar agrandando la familia.
La repentina muerte de James sacudió muy fuerte a la familia y a todos sus amigos.
Ahora Cloe está a cargo de la familia.
Cloe, con 27 años, es una joven viuda que tiene que encargarse de 8 hijos, pero ha prometido hacerlo de la mejor manera posible, para honrar a James. Gracias a la ayuda de sus familiares y amigos, seguramente lo logrará.
Es una triste historia, pero vale la pena compartirla para que tomemos conciencia de la importancia de cuidar nuestra salud.