Raul Marin Ceja es un hombre normal, todos los días camina a su trabajo y cumple con sus responsabilidades. No se imaginaba que un día cualquiera su vida cambiaría para siempre.
Un sábado por la mañana Raúl encontró algo tirado en el medio del camino. Él nunca se imaginó que ese día, prestar atención a los detalles a su alrededor sería tan importante, de hecho significaría la diferencia entre la vida o muerte de una persona.
Raúl vio unas mantas sucias moverse frente a él y pensó que tal vez se trataba de un animal herido.
Cuando se acercó, su sorpresa no pudo haber sido mayor. ¡Se trataba de un bebé! Una pequeña niña recién nacida aún con el cordón umbilical adherido a su cuerpo y envuelta en sucias mantas temblaba llorando débilmente frente a sus ojos.
Raúl se apresuró a llevar al bebé a urgencias médicas de inmediato, su vida dependía ahora enteramente de él.
Los doctores reaccionaron con rapidez al ver a la niña y afortunadamente pudieron estabilizarla. Era una pequeña luchadora que a pesar de sus circunstancias se aferraba a la vida. Lamentablemente nadie pudo encontrar información de sus padres. Su destino era el orfanato más cercano… Pero Raúl, después de rescatar a la niña sintió una conexión automática con ella y no pudo permitir que su vida tuviera un destino tan triste.
Él había encontrado a la pequeña por una razón y estaba dispuesto a asumir esa responsabilidad.
Su familia apoyó su decisión y así todo se resolvió. La pequeña había encontrado a su padre y Raúl encontró a su primera hija. Una familia que tuvo un comienzo para nada convencional pero no por eso menos lleno de amor, entrega y compromiso.
¿No es eso lo que los padres dan a sus hijos cada día?
Esta niña fue un regalo para su padre de buen corazón y tuvo la buena fortuna de que ese día, él hubiera estado atento a las señales del camino.
Comparte esta conmovedora historia, las familias pueden ser de muchas formas o tamaños, todos hermosos y llenos de amor.