El caso de Charlie Gard ha causado conmoción en miles de personas alrededor del mundo, se trata de un bebé que lucha por sobrevivir a una extraña enfermedad a sus 8 meses de nacido.
Sus padres lograron reunir más de un millón de euros para llevarlo a Estados Unidos y someterlo a un tratamiento experimental.
En el hospital Great Ormond Street, donde estaba recluido el bebé, acudieron a la justicia británica para que los autorizaran de desconectar a Charlie que necesita la asistencia de un ventilador para poder respirar.
Ellos argumentan que el pequeño tiene lesiones cerebrales irreversibles, que casi no puede moverse, y no puede escuchar ni llorar.
Cuando Charlie nació estaba sano, pero a los dos meses comenzó a perder peso y fue internado por una neumonía por aspiración. Fue diagnosticado con síndrome de agotamiento mitocondrial, una enfermedad genética muy rara que puede causar la muerte en el primer año de vida, solamente la padecen 16 niños en todo el mundo.
Una especialista de la unidad de cuidados intensivos declaró que el niño ya no respondía a los estímulos y que es muy difícil determinar si está padeciendo dolor.
Nicholas Francis es el juez que decidió autorizar al centro de salud a desconectar al pequeño “con el mayor de los pesares y la completa convicción de que es lo mejor para él”.
Esta autorización se produjo en contra de la voluntad de los padres del niño, Connie Yates y Chris Gard quienes emprendieron una ardua campaña para luchar por su hijo desde que nació. A pesar de que la posibilidad de que el tratamiento experimental al que querían someter a Charlie funcionara era muy pequeña sus padres están dispuestos a intentarlo todo.
Pero eso no era lo que opinaba parte del equipo médico, uno de ellos le dijo al juez que en caso de que los resultados fuesen positivos “su vida no sería tolerable”.
Los padres querían extender su vida y darle una oportunidad de luchar, “Puede mover su boca y sus manos, aunque no las puede abrir del todo. Pero puede abrir sus ojos y vernos. Nadie lo conoce mejor que nosotros, que pasamos mucho más tiempo con él que los expertos”, contaron ellos.
Además, Chris agregó que “No sentimos que esté sufriendo. Si estuviera dolorido, no estaríamos buscando extenderle la vida”.
Cuando la juez encargada del caso dio el veredicto final los padres no comprendieron por qué no autorizaron que su hijo fuera sometido a un tratamiento.
Victoria Butler-Cole es la defensora encargada de representar los derechos del niño y declaró que mantenerlo conectado no beneficiaría al pequeño sino que “extendería su proceso de muerte”.
Por ahora sus padres solicitaron tiempo para decidir cuál será su próxima acción pero aclararon que su prioridad es pasar todo el tiempo posible junto a su pequeño hijo.
¿Qué te parece este polémico caso? Esperemos que todo salga bien, Charlie es un guerrero y sus padres mantienen la esperanza de ver a su hijo sonreír por primera vez. ¡Compártelo!