Al cumplir algunas metas muchas veces se hace un alto en el camino para comparar el antes y el después. Esto en más evidente cuando se tratan de cambios físicos.
Este es el caso de Aldi Rizal, un niño de una aldea en Sumatra, Indonesia, que desde que fue descubierto por los medios internacionales cuando tenía dos años se ha hecho notar no solo en las redes sociales, sino los distintos canales informativos. Aldi fumaba, y esa era la característica que causaba mayor impresión.
Las imágenes de Aldi sorprendieron al mundo… ¡Con sólo dos años tenía el hábito de fumar cuarenta cigarrillos al día!
Todo comenzó con un “juego” de su padre cuando le dio un cigarro a su hijo de un año y medio de edad.
¡Definitivamente esto no se debe considerar como parte de un juego!
Las reacciones no se hicieron esperar, fueron inmediatas. Las protestas obligaron al gobierno de Indonesia realizar una campaña para abordar el tema tan preocupante.
Se ofrecieron programas de tratamientos especiales de rehabilitación para este infante.
Aldi asistió a las sesiones de las terapias durante dos semanas, esta primera parte consistió en alejar de su cabeza la costumbre de fumar y que le permitiera aprender a ser un niño por primera vez.
Un equipo se psiquiatras animaron a su madre para que lo mantuviera ocupado con juegos de su edad y poco a poco le fueron enseñando los peligros de fumar.
Al principio fue terrible, las rabietas eran muy intensas. Su madre siempre se apoyaba con el doctor que llevaba el caso muy de cerca.
Cuando dejó el cigarrillo se inclinó por otra adicción que también era dañina para su salud: la comida chatarra ¡Llegó a consumir tres latas de leche condensada al día!
Con mucha frecuencia Aldi tenía cansancio y fatiga, algo que muy inusual en los niños de su edad, quienes añoran correr, saltar, jugar al aire libre.
Su madre mostró preocupación por el peso que iba ganando cuando se desarrollaba. Ya había dejado de fumar, pero su apetito y antojo por los alimentos fue creciendo cada vez más.
Vivía mucha gente en la casa y a sus padres les era difícil controlar lo que comía.
Aldi, también fue un niño muy colaborar con su madre y su padre cuando estaba en el puesto de mercado. Era muy alegre con el público y siempre recibía mucha atención.
Realmente la recuperación de este pequeño tuvo mucho que ver a la comunidad internacional quien aparte de dar el primer paso, siempre siguió de cerca su evolución.
Para la comunidad internacional el caso de este niño siempre fue algo muy serio. Pasó por decisiones que implicaban hasta quitarle a sus padres la custodia, si ellos trataban todo el proceso como un juego.
Finalmente, los padres lograron quedarse con su hijo asumiendo el compromiso y la responsabilidad de acompañarlo en cada etapa del proceso.
¡La transformación de este pequeño ha sido asombrosa y maravillosa!
Gracias al control y seguimiento de quienes se interesaron realmente por su bienestar, se ha logrado su recuperación… ¡Con el gran trabajo en equipo, actualmente Aldi es un niño normal!
Comparte con tus amigos y familiares la historia de este pequeño que ha encontrado una nueva oportunidad de vivir sanamente y con hábitos saludables.