Desde que su hija no puede caminar, ella le «regaló» sus piernas para hacer algo extraordinario

Lo que una madre está dispuesta a hacer por la felicidad y el bienestar de sus hijos no tiene límites. El cansancio, el miedo, la tristeza, cualquier obstáculo físico o emocional, se desvanecen cuando se trata de proteger a la familia.

Esto es algo de lo que Beth James sabe muy bien. Oriunda de Colorado, Estados Unidos, esta mamá se pone a prueba constantemente en maratones y triatlones, todo con el fin de hacer sonreír a su hija con discapacidad.

Han pasado ya 13 años desde que la vida de Beth James y la de su familia dio un giro completamente inesperado. Todo ocurrió un día en el que esta mamá se encontraba en el auto con sus tres hijos, cuando dos autos se pasaron la luz del semáforo y se estrellaron a toda velocidad contra ellos.

Del terrible incidente, los dos hijos mayores de Beth James salieron ilesos. Sin embargo, todo resultó muy distinto para la pequeña Liza, quien en ese momento no pasaba de los seis años.

El choque le produjo a la niña una lesión cerebral por traumatismo y, desde entonces, se ve imposibilitada de hablar, correr e incluso caminar.

«Liza estaba en el asiento trasero cuando su cabecita golpeó contra un lado del auto», recuerda Beth James.

«Después del accidente, decidí sacar a Liza de la casa y mantenerla activa e incluída», explica Beth, quien para la fecha ha competido junto a su hija en una gran cantidad de carreras de 5k y 10k y también en más de 10 maratones y triatlones.

«Competir mantiene su hermoso y especial cerebro pensando y esforzándose. Esa es mi meta», añade esta incansable mamá. «No quiero que mi hija se sienta sola».

Recientemente, este maravilloso y particular dúo compitió en un triatlón que hace titubear hasta a los atletas más experimentados. Se trata del Raleigh Half Ironman, un evento de Carolina del Norte en el que James nadó, montó bicicleta y corrió, siempre tirando o empujando de su hija.

La competencia consta de 19 km de nado, 90 km de recorrido en bicicleta y 21 km de trote.

«Su parte favorita, además de la llegada a la meta, es cuando corremos», explica Beth. «Allí es cuando más interactúa con las otras personas… La camaradería que desarrolla con los otros participantes es algo, simplemente, hermoso».

Otro pilar fundamental en la vida de Liza es David, el esposo de Beth. La pareja se conoció después del accidente y, desde entonces, él ha sido un gran apoyo para estas competidoras estrella. Juntos, recorren el país entero compitiendo y almacenando los recuerdos familiares más hermosos.

El trío se desplaza en una van, así pueden transportar fácilmente la silla especial para correr de Liza y también su balsa.

Ahora que Beth y Liza finalizaron con éxito el Raleigh Half Ironman, esta imparable mamá de 52 años está comenzando a prepararse para el Full Ironman, en el que competirá junto su hija el año que viene.

Madre e hija son también unas de las representantes de Ainsley’s Angels of America, una organización sin fines de lucro cuya meta es lograr que personas con necesidades especiales puedan participar en eventos de este tipo.

Beth asegura que, si bien Liza no puede caminar, sus piernas se han convertido ahora también en las de su hija. «Entrenar es fundamental para estar lo suficientemente fuerte como para llevar el peso y el equipo extra», comenta esta admirable mamá.

MSN / WRAL

Para Beth la felicidad de Liza es su objetivo principal en la vida. Por eso asegura que, siempre y cuando pueda obtener de su hija esa hermosa sonrisa que la caracteriza y la emoción en sus ojos cuando compite, ella continuará entrenando y esforzándose al máximo.

¡Cuánta determinación la de esta mamá! Merece que el mundo entero sepa lo que hace por su hija. No dejes de compartir su hermosa e inspiradora historia.

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