Natalie Griffiths, de Christchurch, Dorset, de 35 años de edad, acababa de decirle el último adiós a su perro en la clínica veterinaria cuando Steven Johnson, de 22 años, perdió el control de su Ford Focus y se estrelló contra un auto estacionado cerca de ella.
La fuerza del impacto impulsó al auto estacionado hacia la víctima, provocándole su fatal destino, y el agresor huyó del lugar.
La chica se despertó ocho horas más tarde en el hospital para enterarse de que los médicos habían tenido que amputar su pierna derecha por debajo de la rodilla.
Johnson tenía una licencia provisional, había comprado el Ford Focus con la intención de aprender a conducir, pero un día después de la compra, se montó y decidió estrenarlo sin tener la más mínima idea de cómo hacerlo.
Es la primera vez que compro un coche. No tengo seguro. Soy un animal. Fumo hierba todos los días. No debería haber conducido el coche, reconoció Johnson a la policía.
Natalie cuenta que en el momento del impacto, todo lo que recuerda fue escuchar un grito enfermizo y por una fracción de segundo no se dio cuenta que el alarido provenía de ella misma. «No fue hasta que vi toda mi pierna estallada cuando me di cuenta de lo que había sucedido».
Recuerdo mirar hacia abajo y darme cuenta con horror que mi pierna derecha había estallado, había estallado literalmente, al igual que un globo lo haría».
«Había mucha sangre desparramada y me quedé paralizada por el shock. Pensé que moriría ahí mismo, el dolor era indescriptible», dijo.
A pesar de lo trágico del accidente, Natalie siempre trató de mantener una actitud positiva, y le dijo a sus padres que ella estaba feliz de estar viva y que todavía tenía otra pierna.
Sin embargo, confiesa que hubo veces en las que deseaba que el impacto la hubiera matado, ya que así habría sido menos doloroso, pero todavía tenía mucho por lo que estar agradecida.
Actualmente tiene un terapista que también tiene una pierna amputada. Así, ella ha podido recuperar la esperanza y confiar en sí misma.
Confiesa que con quien especialmente está agradecida es con su novio, quien ha sido su soporte en todo. «Sabía que tener un compañero con una pierna era un compromiso enorme, pero aún más debido al poco tiempo que estuvimos juntos. ¿Cómo podía esperar que renunciara a tanto para cuidarme?».
Recuerdo haberle dicho que yo entendería si él quería dejarme. Pero él me dijo que me amaba ahora más que nunca, y que al ver lo que había pasado, su amor se había hecho más fuerte aún.
Johnson se enfrentó al Tribunal y se declaró culpable de conducción peligrosa, por lo que se le imputaron cargos por conducción en drogas, ebrio, sin seguro y por no detenerse en el lugar del siniestro.
Junto con su condena de prisión, se le prohibió conducir durante cinco años y seis meses. Las pruebas demostraron que tenía 139 mg de alcohol por cada 100 mililitros de sangre. Determinaron además, que su muestra de sangre analizada contenía cocaína y cannabis.
Con el pasar del tiempo, la chica reconoce que es difícil no guardar rencor a su agresor. «Su decisión estúpida e irresponsable me costó la pierna y podría haberme costado mucho más. Soy tan afortunada de tener la increíble red de apoyo que tengo».
«Sólo espero y oro para que contar mi historia haga que la gente se lo piense dos veces antes de conducir bajo la influencia de las drogas y el alcohol. Tantas víctimas ya no están aquí para contar su historia y espero que la mía sea la que haga la diferencia antes de que sea demasiado tarde para otra persona».
Un testimonio impresionante que nos demuestra que las decisiones que tomamos, aunque sean por segundos, tienen consecuencias y muchas veces, irreparables.
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