Las creencias y costumbres cambian de una cultura a otra. Y eso influye en la manera de ver la vida, las formas de pensar y de actuar. Y por supuesto, en el modo en el que se celebran los matrimonios.
Sabemos que en Oriente existen culturas que contrastan con las de Occidente y que nunca llegaremos a entender cómo en pleno siglo XXI, todavía se mantienen las «bodas arregladas», que llevan a tragedias como la que le sucedió a Rajabbi Khurshed.
La joven de 18 años se suicidó después de verse obligada a someterse a una humillante «prueba de virginidad» cuando su esposo rechazó los resultados de las pruebas que previamente ya se había hecho antes de casarse.
Y así, 40 días después del matrimonio arreglado, poder tener una segunda esposa.
El presunto esposo, proveniente de Tayikistán, Zafar Pirov, de 24 años, ha sido acusado de conducir a su esposa al suicidio, por haberla presionado a someterse a tortuosas pruebas de virginidad y después pedir una segunda esposa, al no creer en los resultados de las pruebas.
La chica decidió acabar con su vida bebiendo una dosis letal, a los 40 días del matrimonio, con la persona que nunca antes había conocido.
A pesar de que Rajabbi ya se había sometido al examen prenupcial requerido por el gobierno, que incluía una prueba de virginidad, Pirov insistió en exigirle a su esposa otras dos pruebas, las cuales también pasó, pero a las que no dio crédito alguno.
La familia de la joven dijo que la difunta en su lecho de muerte confesó haberse sentido bajo presión masiva por las demandas de Pirov, y que «No podía soportar más».
A partir de 2015, en este país es obligatorio para los hombres y las mujeres someterse a chequeos médicos antes de una boda, pero para las mujeres esto incluye además una prueba de «pureza», ya que el sexo casual se considera socialmente inaceptable.
La madre de Kurshed, Fazila Mirzoeva, dijo que su hija, de la aldea de Chorbogh, nunca había tenido un novio y nunca había tenido relaciones sexuales con nadie. Aseveró que era una chica tranquila y que incluso había abandonado la escuela para ayudar a cuidar a sus dos hermanos discapacitados.
Pero en su defensa, Pirov aseguró: «Mi esposa me dio una declaración por escrito que me permite obtener una segunda esposa porque no era virgen cuando nos casamos».
La madre de la joven, devastada e indignada por la muerte de su hija, ha pedido ayuda al presidente de ese país, Emomali Rahmon, debido a la terrible situación de calumnias y violencia en que se ha visto envuelta su hija.
En caso de que la demanda resulte favorable para la familia de la joven, Pirov podría estar enfrentando ocho años de cárcel.
Han habido cerca de 600 casos judiciales relativos a disputas de virginidad en Tayikistán desde 2014.
Un caso verdaderamente inaceptable. Más allá de ser un problema cultural, esta vez fue una vida la que se cobró, por un sistema de discriminación y opresión hacia la mujer, en el que la angustia que vivía esta joven superó sus fuerzas y llegó al punto de quitarse la vida.
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