Cuesta mucho creer que algunos seres humanos son protagonistas de historias llenas de crueldad animal. Por sus venas pareciera que corriera hielo en lugar de sangre, y atentan contra la vida de seres inocentes.
Budi, es un encantador orangután que ha sido víctima de maltrato desde que era tan sólo un bebé.
Durante su primer año de vida se vio obligado a vivir en una jaula para pollos. Esto le provocó una deformación severa en su cuerpo.
Por si fuera poco estar encerrado en un diminuto espacio, sólo era alimentado a través de los barrotes con leche condensada.
Su cuerpo estaba doblado, nunca pudo estirarse ni sentir la libertad. Durante su primer año de vida nunca pudo correr, ni jugar. Siempre permaneció tras las rejas como el peor de los delincuentes.
Alguien en Indonesia lo adquirió para tenerlo como una mascota, anulando su vida por completo.
Definitivamente tener a este noble animalito encerrado quebrantó todo el equilibrio de su naturaleza. Aniquiló todo instinto y posibilidad de vida.
Cuando fue rescatado, la persona que lo mantenía bajo cautiverio solo se justificó con un supuesto temor a alimentarlo con frutas, pero nunca explicó la razón por la que lo encerró en una jaula.
En el video se aprecia cómo este noble orangután grita y llora de dolor por el daño que tiene en sus huesos y articulaciones. Nunca tuvo una movilidad adecuada para su desarrollo y crecimiento.
El personal médico a cargo de su recuperación demostraron su pasión y amor por los animales, especialmente por este pequeño que presentaba intensos dolores por estar tanto tiempo vestido con una jaula, por decirlo de alguna manera.
Sus gritos y llanto son un llamado a la reflexión para aquellas personas que se sienten con el poder de cercenar los derechos de los otros seres vivos.
La recuperación de Budy fue muy lenta, sus huesos estaban severamente afectados por la posición a la que se vio obligado a permanecer por un tiempo prolongado.
Tampoco contaba con los nutrientes necesarios en la etapa de crecimiento. El amor y la entrega del personal que se hizo cargo de su recuperación le abrió la posibilidad de una nueva vida libre y feliz.
Es importante crear conciencia sobre la responsabilidad que implica estar a cargo del cuidado de un animal, hay especies que necesitan crecer en su hábitat natural para crecer normalmente con salud y bienestar.
El ser humano no tiene derecho de maltratar a ningún animal y limitar su vida es una crueldad que puede acabar con su existencia.
Comparte la historia de Budi, que afortunadamente encontró el final de su sufrimiento a tiempo, pero no todos tienen esta suerte. ¡No al maltrato animal!