El terremoto de México ha sido una terrible tragedia que hasta el momento ha cobrado la vida de más de 300 personas.
Un hecho impredecible pero muy lamentable que está poniendo a prueba la resistencia de toda una nación.
Desafortunadamente en medio de la tristeza y de la devastación, el caos inicial se ha prestado para que algunas personas muy malintencionadas hagan de las suyas.
Unos ladrones lograron hacerse con la tarjeta de una joven fallecida en el derrumbe del terremoto.
Esta maliciosa persona encontró la tarjeta de crédito de la joven y la utilizó para realizar compras en varias tiendas de cadena.
En acciones que no puedo dejar de calificar más que como depravadas y ruines esta persona gastó indiscriminadamente los ahorros de al menos una de las víctimas del terremoto.
La víctima fue una joven mexicana estudiante universitaria que falleció en el momento en que el edificio en el que vivía colapsó por completo ante el sismo de 7.1 grados.
Alejandra Vicente se encontraba en casa estudiando puesto que ese día no había tenido que asistir a sus clases en la Universidad Autónoma Metropolitana (UNAM)
Ella residía entre las calles Torreón y Viaducto, en la colonia de Piedad Narvarte, en la Ciudad de México.
Al enterarse del suceso sus padres corrieron hacia el lugar en búsqueda de su hija pero solo pudieron encontrar su cuerpo sin vida.
Devastados por la pérdida, los días subsiguientes ellos procedieron a realizar los procedimientos legales necesarios tras la desaparición física de su hija.
Es por esto que ellos no pudieron soportar la amarga sorpresa y el mal trago cuando, al dirigirse al banco para clausurar la cuenta de su hija los agentes les informaron que la tarjeta había sido usada en varias transacciones después del fallecimiento de Alejandra.
La cuenta contenía todos los ahorros que el padre de Alejandra había guardado para ella desde el día de su nacimiento.
”Desde que nació cada vez que podía le metía 100 pesitos o 200. Ella lo usaba para su universidad y sus cosas. Siempre que necesitaba hacer una compra de más de 1.000 pesos me consultaba y me pedía permiso”.
En la cuenta de la joven el padre de Alejandra había logrado acumular más de 30.000 pesos a los largo de la vida de su hija, esto es equivalente a 1.800 USD.
Las compras que fueron realizadas en los días posteriores a la muerte de la joven sumaban alrededor de 1.300 USD, prácticamente le vaciaron la cuenta.
El personal del banco procesó el requerimiento de los padres de la joven quienes fueron muy críticos ante la falta de medidas de seguridad para el uso de las tarjetas.
Pero ante la confusión de esa esta extraña situación y el caos del terremoto no supieron dar una respuesta efectiva e inmediata al requerimiento.
Ante la falta de respuesta el padre de Alejandra se mostró resignado puesto que su mayor pérdida no era material, sino la muerte de su hija.
“Eso ya quedó ahí y la gente que lo haya hecho espero que entienda mi situación y que no le pase nunca nada a su familia, tanto a él. Mi dolor ya lo tengo yo y le deseo lo mejor”.
El señor repetía varias veces cómo había perdido todo, su hogar, su familia y lo más importante, su hija. Nada puede reparar ese dolor y ese vacío tan entrañable.
Ante la situación tan irregular los primeros en tomar responsabilidad fueron los dueños de las cadenas Best Buy y Zara de México, donde se realizaron algunas de las compras.
Ellos decidieron reintegrar el dinero por completo e investigar cómo había acontecido la compra.
Finalmente, días después el banco respondió fallando positivamente a nombre del señor Vicente y reintegrando por completo la cantidad gastada de la tarjeta.
Comparte estas noticias, tenemos que dar visibilidad a este tipo de crímenes electrónicos para aumentar las alarmas y exigir mayor seguridad.