Las ilusiones representan un motivo de alegría y esperanza. Dan un toque de color a cada despertar sin que eso signifique estar alejado de la realidad.
Para los niños, cada ilusión es muy importante, cada una debería ser considerada como tal porque para los más pequeños no hay ningún sueño imposible de lograr.
Layton Chapman, un niño de 6 años con una severa discapacidad y bajo una condición terminal tenía la ilusión de viajar a Disneyland. Su madre, Danielle Huart de 32 años comentó que este viaje podría representar su último deseo.
A Layton se le presentó la posibilidad de poner fecha a tan añorado viaje, gracias a la fundación Make a Wish, una organización sin fines de lucro que se encarga de hacer realidad experiencias inolvidables a los niños con condiciones médicas que amenazan su vida.
Había muchas razones de peso para que este viaje fuese grandioso y espectacular. Sin embargo, llegado el día del viaje un error en la reservación empañó la alegría que iluminaba el rosto de este pequeño y su familia.
Fue realmente una confusión que tuvo un gran impacto en los resultados del viaje. Inicialmente era un paseo de placer y diversión y terminó siendo unas vacaciones estresantes y tristes. Incluso el día de cumpleaños de Layton se quedó sin la celebración planeada.
Layton viajó con su madre, sus hermanos mayores, Dale Chapman, compañero de su madre y un hermano de este con la intención de pasar unos días en familia y celebrar un afortunado año más de vida.
Cuando Layton y su familia llegaron a Logia Sequoila en Disney Village, se encontraron con la desagradable sorpresa que habían llegado un par de días tarde y tendrían que salir el día siguiente… ¡Qué clase de broma era esa!
Realmente no está bien jugar con la ilusión de ningún niño y menos con un pequeño bajo una condición de vida tan delicada como la de Layton, quien padece de ataques de epilepsia y parálisis cerebral tetrapléjica. Una pequeña infección en el pecho podría representar su último aliento.
Este error en la reserva les negó el acceso al parque y en lugar de aprovechar al máximo la estadía cómo lo habían planificado prácticamente debieron permanecer encerrados. Danielle manifestó su molestia no sólo por la equivocación sino también por el mal servicio prestado.
Añadió que el trato de los trabajadores fue arrogante e impersonal, eso es inadmisible en un lugar donde se supone que los sueños y las ilusiones se hacen realidad, especialmente sí se trata de niños.
Ellos fueron arrogantes y para nada serviciales. A causa del error en la reserva nos perdimos gran parte de la diversión. No podíamos salir, era como una prisión”.
La molestia era tan grande que Danielle lloraba por la indignación que sentía. Los niños estaban aburridos, ella sólo quería regresar a casa.
En vista de la situación Disney logró conseguir una habitación para su estancia, pero no recibieron la tarjeta de acceso al parque temático. Para compensar el error, les fue entregado un pase especial que sólo les permitía subir a los paseos más rápidos.
Sin embargo, no les sirvió de nada porque cuando intentaron usarlo el operador les indicó que ese pase no era el adecuado y los paseos no estaban permitidos.
Se dirigieron al departamento de atención al cliente y también fueron rechazados. Danielle comentó que la indignación cada vez era mayor.
Fue muy vergonzoso haber pasado delante del resto de las familias como si hubiéramos hecho algo malo».
Durante un par de días permanecieron encerrados. El cumpleaños de Layton se celebraría el día siguiente y su madre había organizado una comida en el restaurant Buffalow con un delicioso pastel. Pero lamentablemente la disponibilidad del lugar también se vio afectada por la equivocación en la reserva.
El resto del día esta familia lo pasó camino al hotel con un profundo sentimiento de impotencia y tristeza, en lugar de disfrutar lo que podía ser el último cumpleaños de su hijo y unas vacaciones en familia… ¡Todo se había arruinado!
Tras muchas conversaciones, finalmente esa noche la familia consiguió los boletos correctos. Y a pesar de estar bajo la premura por el tiempo que ya había trascurrido lograron arreglar la celebración del cumpleaños de Layton.
La familia obtuvo un día y medio para visitar el parque en lugar de los cuatro que se les había prometido.
Disneyland París ofreció sus disculpas por arruinar las vacaciones de la familia y la celebración del cumpleaños de este pequeño.
Lamentamos que este deseo en particular no haya cumplido con las expectativas de los huéspedes, trabajamos junto con la familia para resolver la situación».
Tristemente Layton sólo pudo conocer a pocos personajes y no a todos los que quería. Y por si fuera poco con algunos de ellos tuvo problemas. El pato Donald trató de darle un beso y terminó golpeándolo en la cabeza.
Sin embargo, la nobleza de Layton era tan grande que él sonreía todo el camino. Probablemente esta haya sido su única y última oportunidad de tener unas vacaciones.
Las ilusiones deben respetarse y darle realmente la importancia que tienen, no se pude jugar con los sentimientos de la gente y mucho menos cuando se trata de un alma inocente como la de un niño.
Esta experiencia debería servir para que las organizaciones involucradas en la prestación de este tipo de servicios tomen las medidas correctivas y eviten que ocurran incidentes similares. ¡Comparte la historia de Layton!