En la mayoría de los hogares existe la costumbre de guardar los huevos en el refrigerador, de hecho, muchos de ellos incluyen un espacio especialmente diseñado para colocarlos.
Si tú también eres de los que apenas al regresar de hacer la compra guarda los huevos en el refrigerador entonces es importante que conozcas esta información.
Algunos expertos recomiendan que los huevos no deben permanecer refrigerados porque están expuestos a cambios de temperatura cada vez que el refrigerador es abierto.
Existe un debate respecto a este punto de vista, representantes del Ministerio de Salud de Canadá alegaron que sí deberían refrigerarse pero no en la bandeja sino en el lugar más frío y aislado.
Pero otros investigadores han informado que el frío de la nevera estimula la aparición de las bacterias que contaminan la cáscara del huevo, las bajas temperaturas hacen que las bacterias se mantengan vivas atentando contra la salud de los consumidores.
Entre las bacterias que suelen desarrollarse en este alimento está la Salmonella, que es perjudicial para la salud. Aunque en algunos países las gallinas son vacunadas contra esta bacteria inmune al frío.
De acuerdo a estudios realizados, se comprobó que los huevos que se dejan en temperatura ambiente conservan menos bacterias que aquellos que estaban refrigerados.
Desde que los huevos se desprenden de las gallinas, la cáscara se contamina y se refrigeran estas bacterias se mantienen con vida.
¿Cómo debemos conservar los huevos?
Cuando compramos los huevos notamos que en los supermercados no están refrigerados sino simplemente apilados en anaqueles normales. La razón es porque cuando los trasladamos del frío al calor se condensa el agua en la superficie, tal como ocurre con un yogurt por ejemplo.
La textura porosa del huevo permitiría que cualquier agente contaminante del exterior pudiera pasar al interior del huevo en caso de humedecerse.
Si este producto alimenticio es sometido a cambios bruscos de temperatura se deteriora su calidad, lo importante es que se mantengan en el mismo lugar almacenados hasta el momento del consumo.
Se recomienda además, lavar los huevos antes de consumirlos y no antes de guardarlos para garantizar que realmente estamos eliminando cualquier agente contaminante.
Para saber si un huevo está fresco debemos notar que la yema está alta y que la clara tiene una parte más densa y otra más líquida.
También, otra característica para determinar su frescura es la “cámara de aire” que se aloja en la parte superior de la parte más redonda de la cáscara del huevo. Mientras más pequeña sea, más fresco está el alimento.
Además, se puede introducir el huevo en agua y si flota es un signo de que ya no está apto para el consumo.
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