Muchas personas están familiarizadas con la agradable experiencia de consumir un delicioso bistec o unos incomparables callos a la madrileña, teniendo ambas en común la presencia de la carne bovina que, al ser preparada adecuadamente, adquiere una sazón incomparable que a millones de personas alrededor del mundo encanta.
Sin embargo, es necesario señalar el hecho de que, en favor de satisfacer la demanda de carne alrededor del mundo, muchas compañías de crianza de ganado generan una sobrepoblación, lo cual puede llegar a tener grandes consecuencias en el medio ambiente.
Está científicamente comprobado que las vacas producen enormes cantidades de CO2 con sus desechos y gases; lo cual, sumado a la enorme cantidad de especímenes que existen actualmente, puede representar una grave amenaza para el bienestar de la atmosfera.
Este tema ha sido informado por varias fuentes, como el documental “Cowspiracy” en el que se plantea la pregunta de por qué la producción de alimentos de origen animal no aparece en el ojo público como una de las grandes causas del cambio climático, ya que el 14,5% de los gases culpables del efecto invernadero son emitidos por el sector ganadero.
En otras palabras, la digestión de las vacas produce una gran cantidad de gases a partir de sus emisiones y sus excrementos. Eso sin mencionar que el uso de la tierra que requiere la crianza y alimentación genera más gases que todo el sector de transporte mundial.
Tomando en cuenta datos como estos, varias organizaciones que defienden la dieta basada en plantas y vegetales, como ProVeg, buscan incluir el cambio de los patrones de alimentación mundial entre las prioridades para la lucha contra el cambio climático. Se busca llevar una petición formal a la Cumbre del Clima (COP23) que se celebrara dentro de unos días en Bonn, Alemania.
Por otra parte, un estudio publicado el año pasado por la Universidad de Oxford, Martin School, en el Reino Unido, señala que, si todo el mundo se volviera vegetariano, las emisiones de gas de la industria alimentaria se reducirían en casi dos tercios.
El objetivo a largo plazo es reducir el consumo de productos de origen animal en un 50% para 2040”, declara Cristina Rodrigo, portavoz de la organización.
Aunque no es el único cambio que se debe hacer para reducir el daño que se está generando a todo el planeta; es razonable reconocerlo como uno de los más importantes.
¿Crees que haya un cambio que pueda generar un mayor efecto que este? Déjanos tu opinión en los comentarios, y no olvides compartir.