Podemos estar de acuerdo en que el control de animales peligrosos es un asunto de suma seriedad, en especial si se trata de especies que no solo representan una amenaza considerable para la comunidad en la cual se encuentran merodeando, sino que también deben ser protegidas, ya que dicho animal pudiese estar en peligro de extinción.
Sin embargo, de igual manera podemos estar de acuerdo en que en ocasiones, debido a la iluminación o a diversas circunstancias que escapan de las manos de los encargados del control de animales peligrosos, las situaciones en que tanto ellos como los propios animales terminan envueltos pueden llegar a parecer sacadas de alguna película de comedia.
En Escocia, Bruce Grubb de 24 años, un asustado granjero, hizo una llamada de emergencia a la policía local clamando que había un tigre merodeando por los alrededores de su granja.
Como es de esperar, la policía no tardó en hacerse presente ya que no solamente es un animal terriblemente peligroso si es provocado, sino que también resulta muy inusual verlo paseando tranquilamente por los plácidos y fríos páramos escoceses.
Rápidamente las autoridades dieron con el gigantesco felino y decidieron que la mejor manera de tratar la situación era resguardarse en sus patrullas y montar detenida vigilancia a los movimientos del animal.
En este plan pasaron más de 45 minutos hasta que, ya algo aburrido y cansado de la situación, el propio Bruce decidió acercarse al gigantesco felino, pues no solamente la policía no había hecho nada útil para lidiar con él, sino que además el granjero había notado que el tigre no se había movido ni un milímetro desde que lo había visto acostado tranquilamente cerca de su corral.
Grande fue la sorpresa del granjero cuando, al acercarse a una distancia prudente, se hizo sumamente obvio que no se trataba de un animal, sino de un enorme peluche realista diseñado para parecerse lo más posible a un tigre.
No tenía duda de que era real, me asusté muchísimo y me preocupé de que fuese a comerse a mi ganado antes de que llegara la policía”, declaró Bruce.
Actualmente el peluche se ha convertido en la nueva mascota de la policía local y, con respecto a la graciosísima situación, el inspector George Cordiner ha declarado lo siguiente:
“A pesar de tratarse de una llamada inusual, todas las llamadas reportando un potencial peligro son tomadas con total seriedad. Se hicieron esfuerzos para confirmar el avistamiento lo antes posible y asegurar que no había peligro para el público, sin mencionar que contactamos con el zoológico más cercano para asegurarnos que no habían sufrido ninguna fuga, apreciamos que haya sido una falsa alarma hecha con buenas intenciones. Aún se desconoce cómo el peluche llegó al interior del corral de Bruce, pero esperamos que quien sea que haya sido el bromista se esté riendo de lo lindo con toda la situación”.
Nosotros también nos alegramos de que este haya sido un caso que terminó en risas y sin ningún accidente. Recuerda siempre que lo prudente en estas situaciones es llamar a las autoridades tal y como lo hizo Bruce.
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