El aspecto y la belleza física son factores que suelen preocuparnos mucho y pueden determinar nuestro bienestar en el ámbito personal e incluso laboral. Para muchos, la apariencia y los estándares de belleza deben ser seguidos y cualquier cosa que se salga de lo común causa rechazo, sin importar las razones por la cual una persona pueda parecer diferente.
Esto genera que muchas personas desarrollen adicciones a ciertos tratamientos cosméticos o cirugías estéticas, todo con el afán de querer encajar en los parámetros establecidos por la sociedad. También produce problemas de autoestima.
Leah Jorgensen, una mujer de 33 años fue objeto de burla y víctima de complejos por mucho tiempo.
Ella desde su desarrollo comenzó a sufrir de hirsutismo, que se trata de un crecimiento excesivo del vello corporal, como consecuencia de esto desarrollaba vellos en lugares que una mujer no debería tener.
Desde los 13 años comenzó a ocultar su cuerpo y a los 14 sus compañeros de clases se burlaban catalogándola de hombre.
Esto se debe a una producción anormal de hormonas, ya que padece de ovarios poliquísticos.
Desde su adolescencia ella usó ropa que le tapara completamente el cuerpo, camisas y suéteres manga larga, cuello alto y afeitaba su cara constantemente.
Cuando se atrevía a usar un poco menos de ropa, ella se afeitaba completamente. Las personas en verano le preguntaban por qué vestía de esa manera, durante años fue un tormento.
“Esto estaba comenzando a afectarme y enfermarme, psicológicamente” dijo Leah.
Todo empeoró después de ir a una consulta con un especialista que nunca había visto un caso tan grave y al verla sin ropa hizo un gesto de desagrado.
“Me sentí muy incómoda, ella tenía una hoja de papel con una figura humana y hacia círculos en todas las zonas donde tenía vello, me hizo sentir como un bricho raro”, dijo Leah.
“Me sentía avergonzada y asustada, como si fuera menos que una mujer, no quería acercarme a nadie, evité el dentista durante 12 años”, agregó.
En 2015, ella fue atropellada por un automóvil mientras cruzaba la calle y cuando llegó la ambulancia desgarraron su ropa para darle los primeros auxilios, en ese momento a nadie le interesó su aspecto físico, simplemente la ayudaron.
Eso la hizo entender que su preocupación por su aspecto no tenía que determinar su vida. “Me di cuenta que nunca me disgustó el vello sino lo que la gente pensará de él”, confesó Leah.
En ese mismo tiempo Leah conoció a un chico que la consideraba hermosa a pesar de la cantidad de vellos en su cuerpo y reforzó mucho su autoestima.
Desde entonces, ella decidió aceptar su cuerpo tal y como es, ella dejó de invertir largas horas en afeitar su cuerpo y comenzó a utilizar, camisas sin mangas y con escote en el pecho.
Ella ahora se siente fuerte, y espera que su historia les sirva a otras mujeres que pueden estar viviendo algo similar.
Leah sigue afeitando su cara porque le gusta más como luce sin vellos, pero ya no lo hace con la misma frecuencia que antes. Además, ella decidió regresar a la universidad y dejó su trabajo en una inmobiliaria para darles clases a niños autistas.
Leah será una de las 100 mujeres fotografiadas para Underneath We Are Women, un proyecto que promueve la diversidad y ahora tiene a más de 5.800 seguidores en su cuenta en Instagram.
Un aplauso a esta valiente mujer, que a pesar de las barreras sociales y los estándares de belleza logró aceptarse como una persona única dando un ejemplo de valentía. Comparte su testimonio.