Se llama Kaylee Muthart y recientemente conmocionó a la sociedad estadounidense cuando en plena vía pública de Carolina del Sur fue descubierta mientras se arrancaba los ojos debido a un delirio producto de la ingesta de metanfetaminas.
A raíz de tan lamentable suceso Kaylee ha decidido narrar su historia describiendo cómo fue su evolución dentro del oscuro mundo de las sustancias prohibidas.
Y ahora la misma Kaylee ha contado a la prensa cómo fue su evolución de ser una alumna ejemplar que fumaba marihuana de vez en cuando de forma recreativa a consumir éxtasis y metanfetamina de forma regular.
Todo comenzó el verano pasado, cuando de manera casual fumó marihuana mezclada con un narcótico que ella asume que pudo ser cocaína o metanfetamina.
A raíz de este suceso, comenzó el consumo cada vez más regular de la mezcla de sustancias, aduciendo que las sensaciones que le producían eran absolutamente indescriptibles, abarcando desde un bienestar casi celestial hasta una excitación nunca antes vivida.
Esta situación llevó al traste con la relación que Kaylee sostenía con su novio ya que, a raíz del consumo cada vez más frecuente de sustancias, la conducta de la joven se volvía más irascible y conflictiva, por lo cual la ruptura fue inevitable.
Después de ese evento, la situación de consumo empeoró y adicionalmente la joven fue diagnosticada con trastorno bipolar, lo cual terminó de sumergirla en el consumo de las metanfetaminas, en esta ocasión mezclada con éxtasis.
Coincidiendo con la época en la que comenzó a fumar éxtasis, Kaylee se inició en el estudio de las Sagradas Escrituras. En la medida que avanzaba en los estudios bíblicos, también incrementaba el consumo de metanfetaminas y los resultados no se hicieron esperar.
En agosto del año pasado, encontrándose bajo la influencia de una severa intoxicación, la joven decidió hacer un sacrificio de gran importancia para, según sus palabras, “salvar a la humanidad”. De esta manera se arrancó los ojos en plena calle buscando acercarse a Dios.
Actualmente la joven está completamente ciega; sin embargo, manifiesta sentirse feliz.
A pesar de haberse quedado ciega, Muthart indica que está “más feliz ahora de lo que estaba antes de que todo esto sucediera” ya que pudo escapar del infierno en el que las drogas habían convertido su existencia.
Prefiero estar ciega que depender de las drogas. Me costó perder la vista para volver al camino correcto, pero desde el fondo de mi corazón estoy muy contenta de estar aquí”, finaliza.
Kaylee es un claro ejemplo de lo peligrosas que son las drogas y de cómo gradualmente consumen el raciocinio de las personas.
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