Cuando culmina la jornada de venta de un mercado popular de frutas y verduras en el estado venezolano de Portuguesa, se desechan las frutas dañadas y podridas, que no estuvieron aptas para la venta por cada uno de los vendedores.
Estos desechos pasan a ser “un manjar” para los niños que viven en los alrededores, y que desesperados por el hambre, se abalanzan sobre los restos de las frutas desechadas para engañar por un rato el estómago.
La realidad venezolana en los últimos años ha golpeado a cientos de familias que hurgan en la basura para encontrar algo “de alimento” para enfrentar la cara más dura de la pobreza: el hambre.
Las condiciones de vida en Venezuela van en caída libre desde hace más de cinco años. 76% de los venezolanos están en pobreza por sus ingresos, esto quiere decir que 23 millones de sus habitantes viven con recursos mínimos.
Las condiciones de pobreza y de falta de acceso a alimentos no han diferenciado a quienes se encuentran desempleados o quienes tienen trabajos formales. En un país donde el presupuesto familiar no cubre los alimentos esenciales, muchos recurren a la basura para lograr alimentarse de vez en cuando.
Los niños son los ágiles y habilidosos para escudriñar y encontrar los alimentos. Son los pequeños fieros que habitan en la selva de concreto, asfalto y hambre venezolana.
El debacle de la falta de alimentos ha hecho que muchos hogares se encuentren en pobreza extrema. Lo que antes era una actividad exclusiva de los sin techo en Venezuela, ahora pasó a ser la cotidianidad de muchos.
La competencia para conseguir los mejores restos en la basura es mayor. Familias enteras se dividen áreas en los botaderos de basura para abarcar más espacios y poder encontrar el alimento de ese día.
Los que luchan con más firmeza a pesar de ser unos huesos andantes entre las bolsas de desperdicios, son los niños cuyos padres no pueden ofrecerles al menos una migaja de pan, o que por la crisis, son abandonados por los mismos.
Ya las esquinas, vertederos, basureros, depósitos comunes de residuos pasaron a ser cielos abiertos para quienes deambulan por las calles en búsqueda de comida. Ahora se pueden observar familias enteras quienes a pesar de tener un techo, un refugio seguro, buscan en la basura la alternativa para llevar algo a la mesa de sus hogares.
La crisis llevó a estos niños a dejar los momentos de estudio y de juegos a un lado. Son niños que viven la desnutrición y luchan día a día para mitigar el hambre, para no desfallecer, para sobrevivir aunque sea… de lo que se encuentre en una bolsa de basura.
Puedes ver a continuación el vídeo donde se muestra a pequeños niños luchando por algunas bananas podridas. Lamentable y triste situación.
RT @ANDRES_CANO42: #Venezuela # En Acarigua un grupo de niños y adultos venezolanos pelean por agarrar desechos de cambur que estaban siendo botadas a la basura por un vendedor desde un camión. #Portuguesa pic.twitter.com/vRrI5GJufv – Via Ralgon
— Equipo TAC ™ ? (@EquipoTAC) March 22, 2018
Comparte esta dura historia para que muchos puedan conocer la realidad de estos pequeños.