La cooperación en el mundo animal es mucho más recurrente de lo que se espera. Generalmente, se dan por relaciones simbióticas en donde ambos seres se benefician mutuamente.
Sin embargo, no todas las relaciones necesariamente implican un interés latente. Y por más impedido que se pueda estar, siempre hay espíritus nobles que dedican aunque sea un poco de sus vidas para atender casos como el de Inky.
Para Hannah Erbe, estudiante de arte de Carolina del Norte, su voluntad para ayudar a pequeños animales en aprietos ha sido su norma de vida.
Un día encontró un gatito callejero, extrañándose por el hecho de que no huyó al acercarse. La triste razón de ello era porque sufría de una condición bastante grave en sus ojos, así que sin dudarlo decidió acogerlo.
Inky, como su nueva madre le llamó, fue llevado de inmediato al veterinario, el cual le diagnosticó Agenesia de párpado: una enfermedad genética que evita la completa formación de los párpados superiores del ojo y digénesis de los párpados inferiores.
Además, también poseía una inflamación en el tejido de la córnea denominado Queratitis, producto del hecho de la malformación de sus parpados que prácticamente crecían hacia dentro del ojo, con vellos que irritaban la superficie del mismo.
Aunque fuese una situación compleja, Hannah decidió esforzarse para solucionar los problemas de Inky. Obtuvo además la inesperada ayuda de su mascota Jared, un perrito rescatado y bastante noble, que se hizo amigo de Inky de inmediato.
La presencia de Jared le sirvió a Inky para introducirle de forma más amable y cálida a la interacción humana. Cada día tomaba aún más confianza en sí mismo, acrecentando la esperanza de Hannah.
Por su parte, Jared no mostraba ningún recelo a interactuar con Inky, durmiendo a su lado e incluso jugando con él.
A pesar de las dificultades, su madre logró costearse una cirugía denominada “crioterapia”, que le cambiaría la vida a Inky, ya que ésta consistía en la reconstrucción de sus párpados. Jared se mostró muy amigable y atento una vez que Inky estuvo de nuevo en casa para iniciar su recuperación.
Hannah apunta que, a pesar de que no tiene una visión perfecta, Inky se ha adaptado bastante bien a su nuevo estilo de vida, apenas notándose alguna diferencia significativa con respecto a otros gatos.
Ahora que Inky cuenta con un hogar confortable, éste demuestra su agradecimiento siendo amable. Hannah y Jared disfrutan de la compañía de un leal amigo, quien se ha vuelto parte de sus vidas.
Ten siempre presente que un poco de nuestra ayuda puede cambiar por completo la vida de otro ser. Es importante ser empático y ponerse en el lugar de los demás y de su sufrimiento.
Comparte la historia de Inky e invita a tus amigos a ayudar a los demás siempre que puedan.