Muchas personas tienen que luchar contra enfermedades graves, algunas actúan de manera deprimente, entregándose a ese padecimiento sin buscar solución alguna, pero otras, luchan sin descanso. Uno de estos grandes ejemplos es una pequeña niña que nació con una malformación congénita, pero nada ha borrado la sonrisa de su rostro.
Shiloh Pepin, era una hermosa niña de 10 años, oriunda de Kennebunkport, Estados Unidos.
La pequeña nació con una de las deformidades más rara, Sirenomelia, o como también es conocida, El Síndrome de la Sirena. Esta enfermedad ocasionó que sus piernas se pegaran, fusionándose como una sola dándole forma de una cola de sirena.
Desde su nacimiento, los doctores no le dieron ninguna esperanza de vida, les dijeron a sus padres que la pequeña sobreviviría solo unos 10 días. Debido a su malformación, le faltaban órganos como la vejiga, útero y su intestino grueso, ocasionando que no pudiera orinar ni defecar.
Shiloh, tuvo que someterse a dos trasplantes de riñones y a pesar de los esfuerzos, solo le funcionaba uno.
“Shiloh, no contaba con una bóveda vaginal o con un recto, no había forma de que la orina saliera de su cuerpo. La mayoría de estos bebés mueren debido a la mala composición del tejido renal”, comentó el Dr. Matthew Hand, nefrólogo del hospital de niños Barbara Bush de Maine, Estados Unidos.
A pesar de la batalla que esta pequeña enfrentaba, demostró ser una luchadora, resistiendo cada paso de su enfermedad y desafiando las probabilidades médicas. Los familiares de la niña trataron de hacer su vida lo más normal posible, haciendo de su día a día una aventura nueva.
Actualmente, solo existen dos niñas que han sobrevivido a este síndrome, siendo sometidas a una intervención quirúrgica para separar sus piernas. Tristemente, en octubre de 2009, la pequeña Shiloh Pepin falleció a sus 10 años, debido a un ataque de neumonía.
Desafortunadamente, una cirugía para separar las piernas de Shiloh no era posible, debido a que sus vasos sanguíneos se encontraban entrelazados con sus extremidades inferiores y no había manera de dividirlos.
Quienes la conocieron y compartieron momentos de su vida con ella, la describieron como una niña alegre, luchadora, amable y carismática, una pequeña de personalidad brillante con una actitud positiva en la vida. Le encantaba cantar, dibujar y pasar mucho tiempo con sus amistades, era una gran estudiante.
“Todos los niños la aman, ella era como un modelo a seguir, básicamente”, expresó Samantha Mitchell, amiga de Shiloh.
Shiloh, tuvo su momento de fama antes de su muerte, dando a conocer su historia y estilo de vida en el programa estadounidense, El Show de Oprah Winfrey. Obtuvo un documental que fue transmitido por el canal estadounidense, TLC, mostrando su grandiosa personalidad que llegó a inspirar a millones de personas en el mundo.
Esta extraordinaria luchadora, fue ejemplo de perseverancia, fortaleza y humildad. Estuvo batallando durante una década, siendo ejemplo para muchas personas. Demostró que a pesar de las circunstancias de la vida, debía continuar y disfrutar cada segundo de ella.
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