Afortunadamente la solidaridad siempre se hace presente con pequeños actos que nos hacen recuperar la esperanza en la humanidad cada día. En medio de muchos sucesos que resultan estremecedores vale la pena reconocer aquellos que enternecen el corazón.
Recientemente se hizo viral el gesto de una azafata de Aerolíneas Filipinas con el bebé de una pasajera a la que se le había agotado la leche para alimentar a su pequeño hijo.
Patricia Organo, la azafata, relató en su perfil de Facebook cómo alimentó al bebé de una mujer que no conocía sin imaginar que su publicación sería compartida más de 29 mil veces.
“Me acerqué a la madre que se había quedado sin leche para alimentar a su bebé de menos de un mes y me ofreció a alimentarlo con mi propia leche que estaba reservando para mi hija de nueve meses. La madre estaba desesperada, aceptó agradecida mi propuesta”, dijo la azafata.
La historia generó más de 142 mil reacciones, y la foto de la mujer alimentando al pequeño le ha dado la vuelta al mundo, muchos expresan en los comentarios su admiración por tan noble acto. Aunque algunos han condenado a la madre del menor por no tener la cantidad de alimento necesaria para su hijo a pesar de hacer un viaje aéreo.
“Ayer, tenía el compromiso de viajar en un vuelo de control para ser calificada por un auditor de la tripulación de cabina. Pensé que el vuelo sería especial porque representaba un gran paso para mi carrera.
Todo salió bien hasta después del despegue cuando escuché el llanto de un bebé, sus gritos desgarradores me motivaron a hacer cualquier cosa que estuviera a mi alcance para ayudar al pequeño.
Me acerqué a la madre y le pregunté si todo estaba bien, intenté decirle que alimentara a su hijo y ella me dijo con los ojos llorosos que se le había terminado la leche de fórmula.
En ese momento sentí un pellizco en mi corazón. No hay leche de fórmula a bordo. Pensé en mí misma, solo había algo que yo podría ofrecer y era mi propia leche, así que se la ofrecí.
La señora Sheryl Villaflor, miembro de la tripulación, ayudó a la madre a llevar al bebé a la cocina donde fue alimentado. Vi alivio en sus ojos, yo lo alimenté hasta que se durmió.
Acompañé a la madre de regreso a su asiento y me agradeció sinceramente. Yo estaba en lo cierto, ese vuelo iba a ser especial, no solo porque reconocerían mi desempeño sino porque tuve la oportunidad de ayudar. Comparte el gesto de esa noble azafata.