La inmensidad del mar se hace presente en el infinito horizonte que percibimos al mirarlo. Ante su grandeza cualquier persona está expuesta a extraviarse, pues hasta el marino más experto puede verse envuelto en alguna situación natural que lo lleve al naufragio.
Una tormenta o fuertes vientos son suficientes para desorientar a cualquier hombre.
Esto lo experimentó Aldi Novel Adilang, un joven de 19 años de una pequeña comunidad costera al noroeste de Indonesia y que estuvo perdido durante 45 días en el Océano Pacífico.
El día en que inició su naufragio, Aldi se encontraba trabajando en un rompong: una trampa flotante para peces con una pequeña choza de madera. El joven se encargada en solitario de encender luces para atraer a los peses hasta el rompong. Una vez por semana su empleador lo enviaba por los peces y reponía los suministros de agua potable, comida y gas.
Aldi estaba acostumbrado a su rutina de trabajo pero en julio de este 2018 su vida dio un vuelco total. Se encontraba laborando en medio de una tormenta, sin saber lo que le esperaba: la cuerda que anclaba el rompong a la costa se rompió. Los vientos y el fuerte oleaje causado por la tormenta alejaron la nave de la orilla sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo.
En su navío equipado solamente con algunos utensilios de cocina, un generador y una estufa de gas, Aldi pasó todo el tiempo de su naufragio hasta el momento en que lo rescataron. El hallazgo se hizo cerca del territorio insular de Guam en Estados Unidos, en una odisea de 1.600 millas desde Indonesia.
«Aldi dijo que había estado asustado y lloraba a menudo a la deriva», informó Fajar Firdaus, un diplomático del consulado de Indonesia en Osaka, al diario Jakarta Post.
Esta sería la ruta hecha por Aldi: desde la Isla de Célebes o Sulawesi, en Indonesia, hasta Guam.
El joven se las ingenió para sobrevivir a los estragos del naufragio. Para no deshidratarse tomaba agua que filtraba con su ropa y quemó las cercas de madera de los rompong para hacer un fuego y poder cocinar los animales que él mismo pescaba.
Además, comentó que durante su recorrido experimentó la falsa alegría del rescate al pasar cerca de embarcaciones en más de una oportunidad. Pero desafortunadamente ninguna nave se percató de sus gritos de auxilio.
«Cada vez que veía un barco grande, decía que tenía esperanza, pero más de 10 barcos habían pasado a su lado, ninguno de ellos se detuvo ni vio a Aldi», dijo Fajar.
Momento en el que el joven es rescatado.
Lo más trágico para el joven fue el día en que su rompong fue rodeado por un tiburón. Pues, según las autoridades señalaron, en ese instante él sólo rezaba para que el animal se fuera. Aldi pescaba durante la mañana y en la tarde leía su biblia para mantener las esperanzas, aunque en algún momento pensó que jamás volvería a ver a su familia.
Después del rescate, Aldi fue sometido a estudios para verificar su estado de salud. Finalmente, fue llevado hasta Indonesia por autoridades diplomáticas y finalmente fue trasladado hasta su comunidad, donde se reunió con su familia.
Esta historia resulta asombrosa, pues a pesar de los días de naufragio y de los signos de deshidratación, Aldi se encontraba en buen estado de salud después de la larga travesía.
De forma astuta e inteligente logró encontrar los medios para mantenerse hidratado y, como el mismo señalaba, leer la biblia lo ayudaba a controlar su ánimo. Para algunos su regreso a casa se trata de un milagro.
Su asombroso caso de supervivencia ha conmovido a millones de personas alrededor del mundo, no te vayas sin compartirlo.