Para todas las personas su casa representa el lugar más seguro. Las cerraduras en las puertas, vayas de protección, alarmas contra incendios y otros medios proporcionan esa sensación de seguridad. No obstante, a veces los peligros se originan de seres diminutos que sin saberlo pueden estar alojados en el hogar.
La Sra. Rachel Foulkes-Davies se sentía muy segura en su casa, sin imaginar que el causante de la enfermedad que cambió su vida estuvo acechándola desde su propio territorio. La mujer quedó paralizada por la mordedura de una garrapata en su jardín.
Rachel fue mordida en el cuello y de momento no prestó mayor preocupación al asunto. Aunque durante la noche, notó que la mordida se había hinchado al tamaño de una monda de 1 euro y se había vuelto blanca. A los tres días,se percató que su labio se empezaba a entumecer y un extremo de su cara comenzó a verse caído, esto encendió la alarma pues era síntoma de parálisis facial.
Rachel asistió al hospital Deeside NHS cuando no pudo cerrar correctamente su ojo. Pero en el lugar no recibió mayor atención, sólo unos analgésicos y un parche para cubrir su ojo. De forma inmediata, su condición no se relacionó con la mordida que había recibido. Meses después fue perdiendo su capacidad para hablar, por lo cual asistió nuevamente al hospital.
«Mis hijos no se dieron cuenta de la gravedad de esto y trataron de hacerme decir palabras como ‘abejorro’, pero no pude”, señaló la mujer.
En el centro de salud fue diagnosticada parálisis de Bell y recibió tratamiento para ello, más un tratamiento con prednisolona (medicamento esteroide). Después de unas semanas, la Sr. Foulkes-Davies fue enviada a casa y allí inició una batalla por adaptarse a vivir en una fatiga constante y con serios problemas de visibilidad.
«Mi cara todavía se inclina cuando estoy cansada y mi ojo se contrae y se aplasta cuando cuando eso sucede. Aunque, estoy muy consciente de mí misma”, dijo la La Sra. Rachel Foulkes-Davies.
Esta mujer se sintió frustrada con el diagnóstico de parálisis, por lo cual decidió realizarse pruebas médicas por su cuenta. En ese momento, descubrió que tenía la enfermedad de Lyme. Esta sería la causa real de sus constantes dolores en los nervios, sus músculos debilitados, fatiga y visión borrosa.
El animal que la había mordido le transmitió la borreliosis de Lyme. Esta infección bacteriana se produce durante la mordida de la garrapata, la cual puede estar infectada con Borrelia burgdorferi (B burgdorferi), microorganismo bacteriano común en los roedores, y transmitirlo a la persona. Pero la mujer no fue diagnosticada a tiempo y sus problemas se fueron agravando cada vez más.
«Si me diagnosticaran de inmediato y me trataran con doxiciclina, no habría tenido que pasar por todo esto. La doxiciclina simplemente no funcionaría en este momento porque la enfermedad está muy avanzada», señalo la paciente.
Durante tres años, Rachel Foulkes-Davies había estado luchando contra unos síntomas sin saber a ciencia cierta qué le sucedía. Debido a la fatiga y sus constantes dolores, perdió su trabajo.
Ahora, Rachel lucha por recuperar la vida que tenían antes de su enfermedad. Aunque los pronósticos son desalentadores debido al avanzado estado en que se encuentra la infección.
Esperemos esta mujer pueda revertir alguno de los daños que le ha causado la enfermedad y que pudieron evitarse con un diagnóstico temprano. Comparte esta nota y ayuda a alertar sobre los peligros de esta afección.