La Navidad es tiempo de alegría. Durante esta época del año la familia se reúne y comparte la emoción de estar unidos. Pero lamentablemente, esta no es siempre la realidad en todos los hogares. Cuando una triste noticia toma a las personas desprevenidas todo cambia.
Esto es lo que ha sucedido en la familia de Reece Probert. A principios de diciembre descubrieron que su niño de 11 años tenía un tumor cerebral agresivo.
Mediante un escáner cerebral se pudo conocer que Reece tiene un tumor y su tiempo de vida se redujo a 6 meses. Esta podría ser la última Navidad del niño que aparentemente estaba totalmente sano. Hace un mes y medio este colegial se veía saludable y en forma. Sólo después de un viaje a Irlanda del Norte, donde fue a visitar a sus abuelos, su madre Jenna Probert comenzó a notar algunos signos extraños.
El niño presentaba una especie de cojera y un dolor intenso en una mano. Los padres acudieron a su médico de cabecera y este lo remitió a A&E para que le realizaran una radiografía y pruebas en los tendones. Pero las molestias de Reece continuaron.
La alarma se encendió en el momento en que el joven presentó problemas para hablar y empezó a balbucear las palabras. La familia sabía del caso de un vecino que no podía hablar a causa de un tumor benigno en su cerebro.
El 1 de diciembre Reece visitó el Hospital de Niños de Birmingham. En el lugar, los médicos realizaron una tomografía computarizada y encontraron una «anomalía» en el cerebro.
Después del escáner descubrieron el fatal diagnóstico: para Reece Probert esta podría ser su última Navidad. El chico tiene un glioma pontino intrínseco difuso, un cáncer agresivo que generalmente se encuentra en los niños.
Su pronóstico de vida es de 6 a 12 meses, pues el tumor agresivo es inoperable. La quimioterapia no funcionaría en su caso y la radioterapia sólo logrará reducir el tamaño del tumor.
«Incluso la oncóloga tenía lágrimas en los ojos mientras me lo decía. Nos llevaron a la sala familiar y nos dijeron que la quimioterapia no funcionará y que la radioterapia solo reducirá el tamaño del tumor. Pero este volverá y terminará con su vida», relató la madre del menor.
Esta ha sido una desgarradora noticia para la familia, que ahora se prepara para brindarle al pequeño una Navidad memorable. La madre, junto a su compañero Robert Perry y la hermana de Reece, Trinity Alcock, de 6 años, planean tener la mejor Navidad junto a los demás familiares.
Será nuestra última Navidad juntos y queremos asegurarnos de que sea agradable, cómoda y acogedora para Reece. Quiero hacerle sentir como un rey. Debe sentirse como la persona más importante del mundo. Será emotivo porque será su última Navidad”, dijo Jena.
El pequeño es consciente de su enfermedad, pero la familia no le ha revelado la severidad del diagnóstico. Simplemente, quieren hacerlo sentir amado y feliz durante el tiempo que pueda quedarle de vida y de forma especial durante esta Navidad.
La madre ha confesado que intenta dejar la enfermedad en lo profundo de su mente y no pensar mucho en ella durante esta fecha para evitar transmitirles la angustia a sus hijos.
En enero Reece Probert comenzará su tratamiento de radioterapia, con el cual esperan alargar un poco más su vida.
Una triste historia que nos recuerda la importancia de compartir y demostrar siempre el amor a nuestros seres queridos. Por desgracia diagnósticos como estos pueden sorprendernos en cualquier momento sin previo aviso.
Comparte con tus amigos esta nota e invítales a apreciar a sus seres queridos, aunque no nos demos cuenta, la vida es muy corta.