Valerie Leatherwood con veinte años de edad, por la década de los sesenta, quedó embaraza sin ni siquiera planearlo, a la vez trabajaba en Minessota, en un asilo de personas de tercera edad, que estaba administrado por monjas.
Las monjas se enteraron del inesperado embarazo de Valerie y estuvieron en desacuerdo con toda la situación haciendo que la joven de veinte años, embarazada, trabajara como niñera en una ciudad diferente, con tal de mantener el embarazo en secreto.
Pasó el tiempo, la joven dio a luz, y no mucho tiempo después, dieron a la bebé en adopción, el secreto que se mantuvo alrededor de este acontecimiento fue tal que ni siquiera la familia de la joven se enteró de lo sucedido.
Durante el resto de su vida, Valerie mantuvo completamente en secreto este significante evento, hasta se imaginó que moriría sin decirle nada a nadie.
Valerie siguió con su vida, intentando olvidar toda esta situación, a pesar de los diversos problemas. Tiempo después formó una familia.
Sin embargo, recientemente ocurrió lo inesperado, tras cincuenta y dos años, su sobrina junto a su hermano, enviaron pruebas de ADN de Valerie al sistema Ancestry, haciendo que por primera vez viera a su hija después de tantísimo tiempo.
Cuando la sobrina de Valerie recibió el resultado de la prueba empezó a cuestionar a la familia entera, preguntando quién dio a luz a un bebé hace cinco décadas, Diana Mindt (hermana de Valerie), sorprendida, dijo que no tenía ni la más mínima idea.
Fue en ese momento que Valerie dijo toda la verdad:
Yo di una niña en adopción hace cincuenta y dos años”.
Con todo el esfuerzo posible, toda la familia comenzó a buscar alguna manera de contactarse con la hija de Valerie, Mia Keske Anderson, y finalmente lo consiguieron.
Mia declaró que sentía toda una mezcla de sentimientos, se sentía emocionada, nerviosa e incluso asustada. Mia creció y se crió en el medio oeste, siempre viviendo con la duda sobre su madre biológica.
Quería encontrarla, y funcionó, averigüé todo lo que puede sobre mis padres”, cuenta Mia.
El encuentro con su madre, fue un verdadero éxito, entre el intercambio de palabras, ambas dijeron que tienen muchas cosas en común.
Ahora sé de dónde saqué mis mejillas”, dijo Mia cuando la vio.
Sin duda, una experiencia única y muy emocionante. Valerie, que actualmente tiene setenta y tres años, afirmó que esta ha sido la espera más larga e intrigante de toda su vida.
Sin duda es una historia increíble, ¡compártela con todos tus amigos!