La familia es la base más importante de nuestra sociedad, es el primer grupo de personas con el que podemos sentirnos apreciados por lo que somos. Afortunadamente, muchas familias tienen tanto amor para dar que deciden agrandar su familia con la adopción.
En el mundo, millones de niños que viven en un orfanato, o se encuentran abandonados en la calle, añorando ser parte de un núcleo familiar para recibir todo el amor, cariño y educación que necesitan.
Lamentablemente, si para un niño saludable es muy difícil ser adoptado, es casi imposible para un niño con sida ser recibido dentro de un cálido hogar. Sin embargo, siempre hay gente buena marcando la diferencia en este mundo.
En Argentina, Silvia y Oscar Casas, se convirtieron en la primera pareja del país en adoptar a un niño con VIH en el año 1990, y lo hicieron sin tener ningún antecedente que los relacionara con la enfermedad. La pareja de esposos ya tenían tres hijos que ya eran adolescentes para la época: Mariano, Alejandro y Eve.
Para la década de los noventa, la información sobre el virus aún era escasa y en su mayoría errónea, pero estos esposos no iban a dejar que los estigmas dejaran sin amor y cariño de familia a ese pequeño que llamaron Emanuel. El pequeño llegó a la casa de los Casas cuando tenía solo 27 días de nacido.
Silvia y Oscar, eran parte de un servicio de familias que recibían a niños antes de ser judicializados. La idea principal era que Emanuel estuviese solo unos meses con ellos para después volver con su madre biológica, pero después de tres años, la adopción fue un hecho.
“Nosotros nos enamoramos de él, y él de nosotros”, confesó Silvia.
Lamentablemente, a la edad de ocho años, el pequeño Emanuel perdió la batalla y se fue al cielo como consecuencia del virus. La ausencia del niño causó un gran vacío en la familia, pero ellos decidieron convertir su duelo en voluntad de ayudar a las personas con la misma condición creando la fundación Casa M.A.N.U.
“Desde hace 16 años estoy al frente de la Casa M.A.N.U. Emanuel es ese hijo que me guía desde el cielo. Vivió ocho años maravillosos desde el momento en que lo recibimos en casa. Él pudo disfrutar de jugar, de amar y de ser profundamente amado. Era tremendamente difícil porque hablar del VIH en esa época, era tabú”, comentó Silvia.
Emanuel fue de los primeros niños con el virus que recibió la maternidad de Sardá, siendo una de las pocas maternidades que atendían a madres e hijos con VIH para la época. Ahora, gracias a la inspiración que dejó Emanuel a su familia, se ha logrado que los niños con VIH, sean atendidos adecuadamente, e incluso unos 106 infantes llegaron a la Casa M.A.N.U. y donde decenas han logrado ser adoptados por una familia.
Ahora, Silvia Casas ha recibido varias premiaciones como el de Premio Abanderados por su labor en Casa M.A.N.U. ha destinado varios proyectos en su casa hogar y también ha creado un libro.
No podemos ignorar lo que sucede en nuestro mundo, seamos la mano de ayuda para nuestro prójimo.
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