Desde que era muy joven, Shannon Conarty descubrió que sufría de ovarios poliquísticos. Este síndrome puede causar serias dificultades para lograr tener hijos. Se trata de un desorden hormonal que provoca que los óvulos maduros no se liberen sino que permanecen en los ovarios como pequeños sacos de líquido.
“Tenía problemas de peso y mis ovarios poliquísticos me causaban mucho dolor”.
Shannon recibió la noticia cuando tenía 15 años pero como todavía era muy joven no le prestó mayor atención. No fue hasta dos años después cuando conoció a Tom Kane y supo que quería formar una familia con él.
Los médicos le habían explicado a Shannon que era muy difícil que lograra quedar embarazada de manera completamente natural. En casos como el de ella, la mayoría de las mujeres tienen que recurrir a la fecundación in vitro para poder quedar embarazadas.
“Soñaba con convertirme en madre. Cada vez que me llegaba el período me sentía devastada”.
Sin embargo, Shannon y Tom querían hacer todo lo posible por tener un embarazo natural y llevaban tres años intentando comenzar a formar su familia.
Tras tantos meses sin resultado la pareja comenzaba a desanimarse cada vez más y habían decidido que si en un par de años Shannon no quedaba embarazada entonces considerarían la opción de la fecundación in vitro.
Las mujeres con ovarios poliquísticos tan solo cuentan con un 10% de probabilidad quedar embarazadas naturalmente.
Por suerte un hermoso milagro llegó a sus vidas antes de que eso fuese necesario. Cuando ya comenzaban a perder las esperanzas Shannon quedó embarazada, pero esta sería apena la primera de las sorpresas. Para estar seguros de que todo marchara bien, Shannon y Tom realizaron constantes pruebas para cuidar de la salud del bebé y afortunadamente el embarazó transcurrió de manera completamente exitosa.
Se estima que el síndrome de ovarios poliquísticos afecta a un 12% de las mujeres.
Meses después nació una linda bebé a la que llamaron Ava Kane. La pequeña Ava no sólo había desafiado las estadísticas sino que también nació con una condición que la hacía mucho más única: albinismo.
“Cuando nació noté que tenía ojos rojos y el cabello blanco pero no le di importancia”.
Semanas después de su nacimiento los médicos comenzaron a preocuparse por el color de sus ojos así que tras una serie de pruebas confirmaron que la pequeña bebé es albina. Se trata de un caso muy extraño ya que es una condición genética que suele ser heredada directamente de los padres.
“Tom y yo nos estamos haciendo pruebas genéticas para ver cuál de los dos es el portador del gen”.
Ahora la linda Ava tiene cuatro meses y se encuentra creciendo rodeada del amor de sus padres que tanto la habían esperado.
Te invitamos a compartir el bonito milagro que fue el nacimiento de esta pequeña.