Tony Gibson se encontraba en la flor de su vida y formando una numerosa familia junto a su esposa Danielle. Gibson era el padre de 4 hijos, pero una inesperada y extraña enfermedad lo sumió en un proceso degenerativo que finalmente acabó con su vida.
Tony tenía 33 años cuando perdió la vida.
Durante el último año los síntomas comenzaron a aparecer sin que Tony ni su esposa sospecharan la gravedad de su estado. Empezó a enfrentar serios problemas para tragar y cada vez era más difícil que lograra alimentarse apropiadamente. Después se sentía cada vez más perdido y confundía las habitaciones de su casa o hasta terminaba en la casa de su vecino sin ninguna razón aparente.
“Comencé a poner etiquetas en las habitaciones de la casa pero sólo funcionó durante un mes. Después él ya no podía leer”.
Su capacidad cognitiva empeoró drásticamente y su esposa comenzó a pensar que podría tratarse de un caso de demencia. En ocasiones Tony también parecía perder la memoria y su esposa se sorprendía cuando le decía que quería tener hijos y comenzar una familia a pesar de que ya se encontraban criando cuatro niños.
Los cuatros hijos de Tony son dos pares de gemelos: dos niñas y dos niños.
Fue entonces cuando se dirigieron al Centro Médico Universitario Vanderbilt en Nashville y tras una serie de pruebas los médicos dieron un desalentador diagnóstico. Se trataba de la enfermedad Creutzdelft – Jakob (CJD) que es conocido popularmente como “la enfermedad de la vaca loca”.
Hasta la fecha no se conoce ninguna cura para esta enfermedad.
La afección se produce cuando una proteína llamada prión se deforma o se infecta y genera un desorden cerebral degenerativo. Los médicos aseguran que se trata de uno de los pacientes más jóvenes que hayan conocido jamás con un caso de CJD y no han logrado determinar la manera en que se contagió.
La mayoría de los contagiados con CJD fallecen en un plazo de un año.
En cuestión de meses los terribles síntomas de Tony empeoraban cada vez más: depresión, ansiedad, cambios de personalidad, pérdida de memoria, dificultad para respirar y para hablar. Como su situación se agravó demasiado rápido su familia lo llevó a un hogar de cuidados y allí lo acompañaron constantemente.
“Fue muy duro verlo así. Él siempre fue tan fuerte”.
Tan sólo ocho meses después de su diagnóstico Danielle y sus hijos debieron despedirse de Tony. A pesar de que desde hace algunos meses los médicos estaban preparando a la familia para lo que sucedería, el dolor de la despedida los ha dejado destrozados.
“Todo me recuerda él. Cada vez que miro a nuestros hijos. Es muy duro”.
Danielle decidió donar el cerebro de Tony a la Fundación CJD con la esperanza de ayudar a los especialistas a encontrar una cura a esta devastadora enfermedad. A través de un página en GoFoundMe Danielle se encuentra recibiendo donaciones para ayudar a cubrir los gastos médicos y proveer para el futuro de sus hijos.
Danielle ya ha logrado recolectar más de 20 mil dólares.
Singing his favorite hymn has such a calming affect #AmazingGrace #CureCJD ???
Publiée par Danielle Gibson sur Dimanche 27 janvier 2019
Lamentamos enormemente la partida tan inesperada de este amoroso padre de familia. Todo sucedió tan rápido que la familia todavía se encuentra recuperándose de lo sucedido.
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