Ashley Simons, de 32 años, y Mitchel, de 33, son una joven pareja que siempre había deseado ser padres. Ante las imposibilidades de concebir de forma natural, los esposos decidieron someterse a tratamientos de Fecundación In Vitro para lograr el tan anhelado sueño. Para eso invirtieron cinco años y 7.800 dólares, hasta que finalmente recibieron la noticia de que estaban en la dulce espera, se sintieron los más afortunados del mundo.
«Después de escuchar los latidos del corazón de mis gemelos por primera vez, descubrimos que ambas eran niñas. Mitchel y yo estábamos extasiados y tan emocionados de que nuestro sueño se hubiera hecho realidad», dijo Ashley.
La pareja había viajado República Checa para hacerse una FIV y, a pesar de que le rozaron el cuello uterino, Ashley tuvo un embarazo tranquilo. Al parecer todo iba bien cuando la mujer entró en labor de parto a las 24 semanas.
La mujer comenzó a sentir dolores pero jamás pensó que se trataba de un parto prematuro, hasta el momento en que rompió aguas. Enseguida su esposo la trasladó al Hospital Universitario Thurrock en Basildon.
En el lugar, los médicos intentaron detener el parto pero era demasiado tarde, Ashley estaba completamente dilatada. Ante ese panorama, le dieron a la madre esteroides y sulfato de magnesio para ayudar a aumentar las posibilidades de vida de las niñas. Bajo esa condición tan prematura era poco probable que sobrevivieran.
Desafortunadamente, una de las gemelas, Esme, quedó atrapada en el canal de parto y perdió la vida. Al nacer sin signos vitales, los médicos intentaron reanimarla por 5 minutos antes de darles la noticia a los padres. Para Ashley, la pequeña se sacrificó para salvar a su hermana gemela, Isla.
Los padres compartieron con el cuerpo de la pequeña durante tres días, mientras estuvo en una cuna de frío para bebés fallecidos. Durante este tiempo, la pareja pudo cargar a la pequeña, cambiarle la ropa y prepararse para la despedida.
Por su parte, Isla se estaba recuperando en una unidad especial del Royal London Hospital. En ese lugar pasó 54 días con un ventilador para ayudarla a respirar.
Al nacer, Isla era tan pequeña que los médicos tuvieron que envolverla en una bolsa para sándwich y así mantenerla caliente hasta llevarla a la incubadora. La pequeña sufrió una hemorragia cerebral grado 4 y fue necesario la ayuda de una válvula en su corazón para que pudiera sobrevivir y recuperarse.
«Isla es una luchadora, incluso ahora, la hemorragia se está resolviendo por sí sola aunque no saben qué daño a largo plazo podría tener. La válvula se cerró sola y ahora ella puede respirar sola. Esme salvó la vida de Isla, sin duda”, dijo Ahsley.
Para esta madre, Esme se ha convertido en el ángel guardián de su hermana. Ashley considera que ella sacrificó su propia vida en el útero para salvar a su hermana gemela. Después de esta experiencia, los padres se han dedicado a armar kits con objetos de aseo personal y otros enseres para las familias que atraviesan por situaciones difíciles en el hospital.
La pequeña Isla es resultado de un gran milagro, y en medio del dolor, sus padres han sabido agradecer y ayudar a otros. Comparte su inspiradora historia.