Hannah Rose y su esposo Daniel Bownes se encontraban ansiosos por la llegada de su bebé, pero cuando Hannah cumplió 23 semanas de embarazo todo comenzó a indicar que el bebé llegaría mucho antes de lo esperado.
Todavía faltaban tres meses para la fecha de nacimiento que los médicos habían calculado, pero Hannah comenzó a sufrir de un terrible dolor de espalda y la trasladaron de inmediato al hospital.
Hannah quedó embarazada cuando tenía 25 años de edad.
Fueron cuatro días muy difíciles en trabajo de parto y desde entonces los médicos comenzaban a tener los peores pronósticos sobre la salud del bebé. Lo llamaron George. Era del tamaño de una jeringuilla y pesaba 680 gramos. Antes de que sus padres pudieran alzarlo los médicos lo llevaron a una unidad de cuidados intensivos.
“Necesitaba cirugía de inmediato y no podíamos tocarlo porque había nacido con piel translúcida”.
Pocas horas después de su nacimiento el pequeño bebé tuvo que someterse a 6 delicadas cirugías. Había nacido con Enterocolitis Necrotizante, afección que hace que acaba con una parte del intestino. Después de ser operado para curar su intestino comenzó a padecer de hígado inflamado.
Entre las operaciones George perdió el 40% de su sangre.
Los médicos se acercaron en cinco ocasiones a asegurarle a los angustiados padres que ya no había nada que pudieran hacer por la salud de su bebé, pero ellos sabían que su pequeño todavía tenía muchas más fuerzas para seguir luchando. Más adelante sufrió de una aguda meningitis y sepsis. Sus probabilidades de sobrevivir eran tan solo de una en millón.
“Nos decían que sólo tenía horas de vida”.
Cuando finalmente los médicos convencieron a Hannah y a Daniel de que era hora de despedirse de su pequeño, un capellán del hospital se acercó para dar sus bendiciones al bebé. Los devastados padres decidieron pasar sus últimos minutos leyéndole y hablándole pero todo cambió inesperadamente. Sus signos vitales comenzaron a mejorar.
“Me habían convencido de que iba a fallecer. Es un milagro que esté aquí con nosotros”.
Ahora el pequeño George se encuentra en casa y pesa casi 3 kilos. Todavía necesita de la ayuda de un tanque de oxígeno para sobrevivir pero sus padres han comprendido que es un luchador que se está aferrando a la vida con todas sus fuerzas. El prematuro bebé todavía tiene un largo camino por delante.
“George ha demostrado a muchos especialistas que estaban equivocados y creo que seguirá luchando”.
Se encuentra esperando una séptima cirugía para su corazón y deberá tener sesiones de fisioterapia cada 15 días. Sus padres han abierto una página en GoFoundMe para ayudar a cubrir los gastos médicos de quien sin duda está dispuesto a todo para poder crecer con su familia.
Ya se han logrado recaudar más de 5 mil dólares para ayudar en la recuperación de George.
Esperamos que esta hermosa familia logre alcanzar los fondos para darle a George todo lo que necesita para seguir adelante.
Este bebé es un milagro que le ha devuelto la esperanza a su familia y a las que sufren una situación similar. Compártelo.