Su hijo regresa a la vida tras ser declarado fallecido y le cuenta lo que vio en el cielo

En 1997 Landon, de ocho años, regresaba a casa en un auto junto a su madre Julie Kemp y su padre Andy cuando una ambulancia impactó contra ellos.

Julie logró ser estabilizada por los equipos de rescate, quienes no se percataron de que había un niño en el interior del auto que había sufrido severos daños. El pequeño perdió la vida en el acto.

“No podían ver su cuerpo debido al estado en el que quedó el auto, él estaba sentado detrás de su padre. Finalmente, vieron su zapato y lo sacaron de la parte trasera. Comprobaron que no respiraba así que lucharon por reanimarlo”, dijo la madre de Landon.

Lograron reanimarlo y lo trasladaron al Centro Médico de California donde volvió a perder los signos vitales en dos oportunidades más en las que lo resucitó el personal médico.

A su madre le dijeron que no tendría muchas esperanzas, y que si el niño lograba sobrevivir sería siempre tan dependiente como un bebé, no podría caminar, hablar o comer por sí mismo porque sufriría severos daños cerebrales.

“Estaba tan desesperada que eso me parecía bien. Quería quedarme con él en las condiciones que fueran”, dijo Julie.

Su esposo perdió la vida en el accidente, y ella cuestionó el comportamiento de Dios. Se sentía decepcionada y desconsolada, no comprendía por qué Dios no había enviado ángeles que lo protegieran.

Sin embargo, tenía fe, oró con intensamente para que Landon viviera, el niño seguía en estado de coma porque había sufrido un traumatismo craneoencefálico severo.

Estaba conectado a todo tipo de máquinas para mantenerlo con vida, no había señales. Ninguna, ni buena, ni mala, no sucedía nada, yo seguía orando para que abriera los ojos”, dijo la madre.

Hasta que después de dos semanas Landon reaccionó ante el asombro de todos y no tenía ningún daño cerebral. A pesar de su alegría, tenía que darle la devastadora noticia de que habían perdido a su padre.

Ella no quería lastimarlo, lo veía tan vulnerable con sus heridas que empezó por preguntarle si sabía dónde estaba su papá. El niño respondió: “Sí, sé donde está. Lo vi en el cielo”.

Aunque han transcurrido doce años desde el accidente, Landon todavía recuerda la experiencia que vivió en su estancia en el cielo.

“Recuerdo haber visto a mi padre y a su amigo Olan Palmer, quien había fallecido menos de un mes antes que él en un accidente, también vi al hijo de Olan, Neil Palmer, quien había perdido la vida de la misma forma años antes”.

Landon dijo que recordaba a todos como si estuvieran reunidos en una plaza. “Ninguno de nosotros se dijo una sola palabra, pero estábamos allí de pie”, relató él.

También le comentó a su madre que había visto a sus otros dos hijos, ella se quedó sin palabras.

“Simplemente lo miré, no estaba segura de lo que hablaba, pero había tenido dos pérdidas antes de que quedar embarazada de Landon”.

Sabía que eran mis hermanos, aunque nadie me lo había dicho, supongo que con solo estar en el cielo podemos saber quién es todo el mundo”, dijo él.

Landon aseguró que conoció a Jesús en su paso por el cielo y le dio una misión, le dijo que regresara a la tierra, fuera un buen cristiano y le contara a los demás acerca de él.

Así que Landon y su madre comparten su testimonio para llenar de esperanza a otras personas. “No entendí ese día por qué Dios no envió un ángel, pero ahora sé que sí hubo ángeles y que vivíamos lo que estaba planeado para nosotros”, dijo Julie.

Julie escribió un libro llamado “La fe tiene sus razones” (Faith has its Reasons) donde relata lo que vivió Landon.

Su caso captó la atención de miles de personas alrededor del mundo, según los expertos suele existir una ambigüedad entre los términos “muerte cerebral” y “muerte circulatoria”.

Aseguran que la muerte clínica puede ser ambigua, no hay pautas universales para determinarla. Desde que existen los respiradores que envían aire de forma mecánica al interior de los pulmones surgió el término de muerte cerebral, que indica que hay circulación de sangre en el cuerpo, pero no tiene actividad cerebral.

Cuando una persona ha perdido de manera irreversible las funciones de su cerebro es declarada sin vida.

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En otros casos, las personas son declaradas muertas cuando su corazón deja de latir, pero este órgano puede reiniciar su actividad de forma repentina. Antes declarar a una persona como fallecida deberían aplicar técnicas de reanimación cardio pulmonar durante al menos 38 minutos.

Lamentablemente, si no se ejecuta esta medida, los pacientes pueden perder la oportunidad de salvarse.

El testimonio de Landon ofrece la oportunidad de conocer qué hay más allá de la vida, muy pocas personas han vivido experiencias similares. Comparte tan impresionante caso.

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