Hay muchas personas que no tienen ni siquiera un techo donde protegerse de las inclemencias del clima, intentan sobrevivir en las calles dependiendo de la solidaridad de los que pasan a su alrededor. Lamentablemente, la mayoría de las veces solo obtienen desprecio e indiferencia.
Algunos buscan un mecanismo para ganarse la vida mientras sufren los estragos de la soledad, depresión y sobre todo de la indolencia de aquellos que son incapaces de ver sus necesidades.
Pepe es un hombre de 78 años que vivía en la calle, su estado de salud era grave. Sufría insuficiencia cardíaca, arritmia, neumonía crónica y varios procesos infecciosos.
A su edad y con su diagnóstico, le resultaba imposible hacer frente a las adversidades, se encontraba completamente desamparado y sin medios económicos para satisfacer sus necesidades básicas.
Los servicios sociales no le ofrecieron la atención que necesitaba, hasta que un ángel apareció en su camino para cambiar su destino.
Antón, un joven de Asturias, decidió hacer algo por ese señor que necesitaba atención médica de urgencia, comprensión y cariño. Se acercó a él y grabó un vídeo en el que dijo que Pepe ni siquiera tenía fuerzas para articular palabras.
El joven grabó vídeos del anciano en las calles para instar a las instituciones competentes a que atendieran su caso, probando con las imágenes el grave estado en el que se encontraba, enfermo y débil sin poder valerse por sí mismo, pero no tuvo resultados.
Finalmente, Pepe fue ingresado en un hospital en Palma de Mallorca gracias a su ayuda.
Desde entonces el joven no se ha separado de él, se ha mantenido a su lado ofreciéndole la compañía que tanto necesitaba permaneciendo en el hospital atento a su recuperación.
Pepe asegura que siempre estará eternamente agradecido por el gesto de solidaridad del joven que se sensibilizó al ver la dura situación que atravesaba.
Entre Pepe y Antón surgió una amistad que perdurará para siempre, el joven con su gesto le salvó la vida, si no hubiera sido por su sensibilidad el anciano tendría un desenlace fatal. Nadie merece sufrir abandonado en las calles sin contar con atención médica y con el apoyo de alguien ante el dolor.
Afortunadamente Pepe encontró una mano amiga, un corazón noble que sintió compasión por él y no pudo desviar la mirada hacia otro lado.
Ojalá que su acto ejemplar inspire a muchas personas más a hacer el bien al prójimo. Comparte este final feliz que ha emocionado a muchos.