La pérdida de un hijo es el dolor más grande para la vida de un padre, más aún cuando se trata de una vida que empezaba a florecer.
Esta terrible circunstancia siempre quedará marcada en la memoria y corazón de los progenitores, quienes por muchos años que pasen desde la despedida siempre llevan presente en su corazón y recuerdos a su hijo fallecido.
De este modo particular le ha ocurrido a una madre de Hull, quien perdió a su hija de 2 años y medio.
Pero a pesar de su tristeza, la mujer ha decidido recordarla hablando sobre el año fantástico que vivió junto a ella y conmemora su corta vida con un corazón de acero.
Julie Chambers perdió a su hija de Zoe en el 2008, después de un agónico trasplante de corazón que prolongó su vida un poco más.
Esta pequeña nació insuficiencia cardíaca, por lo que se mantenía conectada a ventiladores o a una Berlin Heart (una máquina que reemplazaba el trabajo de su corazón).
Su panorama cambió en el 2007 Zoe cuando recibió su cirugía a corazón abierto.
La operación significó un año y dos semanas más de vida para la pequeña antes de que muriera en los brazos de su madre.
«Tuvimos un año fantástico con ella. Ella era capaz de hacer cosas que no había hecho antes. Hasta su trasplante, había pasado la mayor parte de su vida conectada a un ventilador”, confesó la madre.
Durante este tiempo Julie compartió al máximo con Zoe, sabía que su delicado estado de salud, pero no que su vida se apagaría tan pronto.
Este mes, después de cumplirse 11 años de la muerte de Zoe, su madre la ha recordado de una manera bastante especial. Julie ha grabado el nombre de su hija en una escultura Corazón de Acero que se ha instalado en el Sheffield’s Meadowhall, Inglaterra.
Esta escultura del artista Steve Mehdi mide 2,4 metros de altura y tiene un cuerpo de 1.138 kg, donde serán escritos un total de 150.000 nombres.
Tras el fallecimiento de Zoe, Julie creó un grupo de Facebook Grieving Mothers UK con la finalidad de mantener vivo el legado de su hija.
Además, en el grupo privado se busca establecer nexos con otras personas que han atravesado una situación similar y, a su vez, se organizan actividades profondos para la campaña de donación de órganos.
Julie junto a otras tres madres de su grupo decidieron viajar para estar en la inauguración de la escultura y poder grabar el nombre de sus hijas en ella.
«Cuando escuché sobre el Corazón de acero, pensé que era fantástico y sabíamos que queríamos el nombre de Zoe allí», dijo Julie.
Maria Chebrika-Shaw, Susan Jackson e Yvonne Richardson acompañaron a Julie en el centro comercial, el día que develaron la escultura.
Al igual que Julie, estas mujeres tuvieron hijos que se sometieron a un trasplante de corazón y sabían la importancia de ese momento para la madre de Zoe.
Chris, el hijo de Yvonne Richardson, recibió su operación poco antes de la muerte de Zoe. Los niños eran pacientes en el mismo hospital, pero tristemente Zoe no duró mucho con su nuevo corazón.
A través del grupo en Facebook, Yvonne y Julie se hicieron buenas amigas. Estas mujeres se apoyan y luchan juntas por crear consciencia sobre la importancia de la donación de órganos.
El hijo de Yvonne se mantiene con vida, aunque con sus días de quebranto pues ha tenido secuelas en su salud debido a los años de tratamiento que recibió.
Con su historia Julie ejemplifica el amor de una madre.
A pesar de los años transcurridos, la sonrisa y el amor de su hija Zoe se mantiene a su lado, y mediante este corazón de acero encontró la manera perfecta de hacer honor a su memoria. Además, esta mujer ha encontrado un norte para su vida con el incansable trabajo que desempeña para incentivar a la donación de órganos.
Siempre habrá una manera de rendir tributo a la memoria de un ser querido y Julie encontró una extraordinaria forma de hacerlo. Comparte esta nota y muéstrale a tus amigos su conmovedora historia.