Paul y Gaylene Robson, padres de una hermosa niña llamada Stella vivieron una experiencia terrible con su pequeña que se difundió en las redes sociales cuando empezó a presentar problemas en su ojo izquierdo.
Inicialmente lo atribuyeron a una simple infección por lo que la llevaron al médico quien les tranquilizó diciéndoles que en efecto se trataba de una infección ocular que podía curarse con algunas cremas y antibióticos que la niña debería colocarse en la carita.
Los días fueron pasando pero Stella no mejoraba, por el contrario, su estado se complicaba. El ojo se tornaba enrojecido e inflamado. La madre no estaba conforme con este diagnóstico inicial y decidió buscar la segunda opinión de un médico especialista.
Fue así como llevaron a la niña con otro oftalmólogo. Este, de inmediato le indicó que debía realizar de emergencia una serie de exámenes especializados como tomografías computarizadas, entre otras cosas.
En el Royal Children’s Hospital en Melbourne, dieron con un diagnóstico inesperado para los preocupados padres. Lo que realmente tenía la niña era un tumor que cada día iba aumentando en su ojito y su cerebro. También detectaron que la chiquilla tenía un tipo de cáncer muy extraño en sus huesos conocido como histiocitosis de células de Langerhans.
Realmente era muy triste lo que estaba viviendo esta familia, el tumor crecía sin parar por lo que se tuvo que realizar una intervención quirúrgica a Stella para eliminarlo y con ello evitar daños en el cerebro.
La operación fue un éxito, todo salió bien. Pero era necesario realizar varias sesiones de quimioterapias para erradicar cualquier vestigio que pudiera quedar del dañino tumor.
Las imágenes del lindo rostro de la niña cuando tenía salud contrastan terriblemente con las posteriores, en la medida en que avanzaba la enfermedad. Sin embargo, Stella no perdía su sonrisa, con su inocencia, una virtud admirable de los niños, ella demostró que lucharía con valentía ante tan dura batalla.
La niña cumplió no solo las doce semanas de tratamiento de quimioterapias, sino que fue sometida a las llamadas quimioterapias de mantenimiento por un período de un año más. Pero mereció la pena pasar todo ese proceso porque finalmente ganó la batalla al cáncer.
El rostro de la pequeña volvió a ser el de antes, hermoso, radiante y sano. Todos en su familia están muy contentos porque se atrevieron a desconfiar de la primera opinión médica gracias a esa especie de sexto sentido que tienen los padres y que les indica cuando algo no está marchando bien en sus hijos.
Lo que le ocurrió a Stella es una gran enseñanza para todos, debemos buscar ayuda médica de inmediato cuando algo en nuestro organismo no va bien. No debemos olvidar tampoco que los médicos pueden fallar, son seres humanos, por esa razón es necesario buscar segundas opiniones cuando el caso lo amerite. Enhorabuena por Paul, Gaylene Robson y su preciosa hijita Stella.
Afortunadamente logró recuperar su alegría y a través de su historia, sus padres quieren alertar a otros sobre la importancia de reconocer a tiempo los síntomas. Comparte su caso.