Kirsty Alexander, de 33 años, se ilusionó al saber que estaba embarazada de tres bebés, era una sorpresa para ella y su esposo John, de 39 años, esperar a sus tres pequeños.
Para concebir a su primera hija, Bonnie, habían necesitado someterse a un tratamiento de Fecundación In Vitro, y en esta oportunidad lograron un embarazo múltiple de manera natural.
“Nos enteramos de que estaba embarazada dos días antes de celebrar el cumpleaños de Bonnie”, dijo Kirsty.
A las siete semanas sufrió un sangrado y acudió con su esposo al médico, así fue como descubrieron que había tres latidos. La enfermera tuvo que traerle un vaso con agua a Kirsty que se desmayó al conocer que esperaban a tres bebés.
“Amé a cada uno de los niños desde que supe que esperaba trillizos”, dijo la madre. Estaba realmente ilusionada, se había imaginado cómo sería cada uno, sus caritas, sus manitos.
Poco después comprobaron que uno de los bebés, una niña a quien llamaron Dotty tenía problemas en su desarrollo, asociados al líquido que rodeaba su cerebro. En una ecografía de rutina al cuarto mes de gestación recibieron una noticia devastadora, la bebé había fallecido.
“En ese momento supimos que la habíamos perdido. Estábamos completamente devastados y con el corazón roto”, dijo Kirsty.
Continuó con el embarazo sabiendo que en su vientre estaba su “bebé ángel”, como cariñosamente la llamó. Finalmente, dio a luz a Wilfred, Delilah y a Dotty a quien le regaló un conejo de peluche que ella abrazó durante todo el embarazo para que no estuviera sola.
“Lloré tantas lágrimas al pensar que estaba sola, así que el conejito era algo que podría representar mi compañía, lo acurruqué la noche anterior a mi cesárea, así que cuando se llevaron a Dotty se lo di para que siempre estuviera junto a ella y tuviera mi olor”.
Delilah y Wilf también tienen sus conejitos de peluche, los bebés nacieron el 6 de marzo de 2019 a las 36 semanas de gestación a través de una cesárea.
Kirsty necesitaba desahogarse, a pesar de la alegría por la llegada de sus bebés tenía un inmenso dolor en el corazón por haber perdido a Dotty.
“Las primeras semanas fueron horribles. Sentí que no podía salir de la casa porque mi ansiedad se disparó y estaba tan aterrorizada de que algo más le sucediera a uno de nuestros bebés”, comentó la madre.
Le recomendaron que empezara a compartir sus sentimientos y emociones, aunque ella no se sintiera preparada para hablar cara a cara sobre lo ocurrido.
Entonces usó su perfil de Instagram para compartir cómo se sentía. “Me ayudó a dejar de lado el miedo, la angustia, y la ira que me había reprimido”.
Confesó que pasar por la pérdida de un bebé requiere un nivel de fortaleza que a veces es subestimado, muchas madres sufren en silencio.
Kirsty se sentía tan mal que ni siquiera podía hablar. “Hubo momentos en los que John tuvo que hablar por mí incluso ante el personal del hospital porque el llanto no me permitía pronunciar palabra alguna”, relató Kirsty.
A través de sus publicaciones de Instagram y las redes sociales ella encontró la manera de desahogarse que necesitaba, espera que al compartir su testimonio muchos padres devastados sientan consuelo y apoyo al hablar sobre la pérdida.
Sigue manejando su cuenta de Instagram y su blog, igual que su esposo John, que también creó un perfil para publicar las experiencias de su familia.
“Me dio una plataforma para desahogarme, y poder conversar con tanta gente maravillosa, solidaria y comprensiva. También me pude poner en contacto con personas que experimentaron pérdidas y me ofrecieron palabras de consuelo que realmente me ayudaron cuando estaba en los peores momentos”, relató la madre.
Aseguró que muchos padres necesitan apoyo y consuelo para enfrentar una pérdida tan dolorosa que muchas veces no es comprendida. Comparte su emotiva historia.