Organizar una boda realmente es un trabajo difícil y estresante, sin embargo, hay quienes piensan lo contrario.
Y puede ser que algunas tareas que conlleva la planificación de una boda no tengan un mayor nivel de complejidad, pero lo cierto es que si no delegas las responsabilidades difícilmente se puede cumplir con todo, y Michelle Wilson-Stimson, una mujer inglesa de 42 años, lo sabe muy bien.
Michelle planificó con mucho detalle su boda para evitar que algo saliera mal, pero todo lo que pudo haber salido mal, salió aún peor.
Como Michelle ya había pasado por esto antes, porque era su segunda boda ella decidió encargarse de todo sin pedir ayuda a nadie, ni a sus familiares, ni amigos, ni a un experto en planificación de bodas.
A pesar de haber planificado con esmero lo que sería el día más importante de su vida el nivel de estrés fue tal alto que perdió el 90% de su cabello.
Desafortunadamente, el día que debió ser el más especial para ella se empañó por el estrés de una angustia tras otra por la cadena de errores que acompañó su celebración.
Un par de semanas después de la boda, Michelle empezó a darse cuenta de que su cabello se estaba cayendo sin parar. Encontraba mechones en su almohada y decidió ir al médico alarmada por los síntomas.
Los especialistas le preguntaron si recientemente había vivido alguna experiencia estresante y cuando le contó sobre su boda, encontraron la respuesta a su crónica caída del cabello.
«¡Qué horror! Lo que debió haber sido un día especial me había dejado con tanta ansiedad que ahora estoy sin cabello. La gente es incrédula sobre cómo puede ser estresante planificar una boda, pero ese sueño puede convertirse en una pesadilla«.
Te preguntarás qué pudo haber salido tan mal en la boda de Michelle. Su vestido de novia lo compró en una tienda online y cuando faltaban pocos días para la celebración no lo había recibido.
El día de la ceremonia el estilista que Michelle había contratado no cumplió con la cita y tuvo que salir corriendo arreglarse en un salón de belleza cerca de su casa.
El coro de la iglesia también falló ese día, y la pobre Michelle usó música grabada que, para completar, se detuvo cuando iba camino al altar, lo que quiere decir que no hubo música durante la celebración eclesiástica.
“Los médicos me preguntaron si yo había pasado por mucho estrés y no pude contenerme y casi comencé a reírme mientras contaba la verdadera odisea que fue mi boda”.
Fue diagnosticada con alopecia y no sabe si algún día podrá recuperar su cabello.
“Me dijeron que había desarrollado alopecia. Me quedé con el corazón partido, los médicos no sabían si mi cabello crecería de nuevo”.
Michelle aún no sabe si logrará recuperar su cabello, pero al menos dice que ya se acostumbró a su nueva apariencia.
Definitivamente planificar y organizar una boda es una ardua labor que siempre está expuesta a errores de última hora. Es importante ante cualquier eventualidad saber manejar el estrés para no perjudicar nuestra salud.
El testimonio de Michelle puede ayudar a otras personas a tomar en cuenta los riesgos de someterse a situaciones muy estresantes sin mantener el control. Compártelo.