La mayoría de las personas piensan que la juventud es la etapa perfecta para vivir el presente sin cuestionar el futuro. Un presente donde los viajes, los estudios y la diversión deberían ser parte esencial de esa maravillosa etapa.
Sin embargo, la protagonista de nuestra historia Clara Nollkamper de Texas, ha estado yendo en contra de las normas sociales. Ella y su pareja decidieron crear su propio ritmo y creer en su historia.
En Octubre del 2006 la joven pareja se comprometió.
Soñaban con casarse en la cima de los acantilados de Round Top Ranch al atardecer, pero una noticia dio un giro inesperado a su mágico sueño. La joven se estaba preparando para ser la mejor esposa, pero la noticia de ser madre la tomó por sorpresa.
Su suegra fue la primera persona en saber la buena nueva.
Nollhamper y su esposo tienen fuerte creencias cristianas, a pesar de la noticia haber trastocado su realidad nunca dudaron que el bebé tenía un propósito en sus vidas, apostaban que los planes de Dios eran superiores a los de ellos. Con el sueño de poder consolidar su matrimonio el padre de Clara dio la autorización para casarse antes de los 18 años. El día de la boda su padre le dijo unas palabras que alimentaron su amor y fe:
“Para ser perfectamente claro, no te voy a entregar porque estas embarazada, te estoy entregando porque cuando miras a Robert tienes la misma mirada en tus ojos que la que tuvo tu madre cuando me miró”.
A Clara se le hinchó el pecho después de escuchar tan hermosas palabras. Aunque muchas personas estuvieron en contra del compromiso, fueron bendecidos por el apoyo de sus familiares más cercanos. Ambas familias ayudaron a la joven pareja a prepararse para ser padres.
El 3 de abril del 2007 le dieron la bienvenida a su primer bebé.
Para Clara y Robert no fue fácil pasar de la emoción a la preocupación, después de dar a la luz llevaron al pequeño bebé a la UCI, estaba prematuro y tenía una pequeña masa formada por líquido amniótico y calostro. Las oraciones estuvieron presentes todos los días en las familias de ambos jóvenes.
Afortunadamente el bebé se recuperó y emprendieron el viaje a casa como una familia.
El padre de Clara que siempre los apoyó y parecía tener la razón hasta les dijo con pesimismo que no lograrían terminar sus estudios. Sin embargo, la joven señala que esta vez su padre se equivocó. Su esposo que es un año mayor que ella estaba por terminar su escolaridad y comenzaron hacer planes para la universidad.
Un segundo bebé venía a bordo.
Un plan que dio un giro inesperado cuando se enteraron que Clara estaba embarazada. Para la joven pareja los planes no tenían por qué modificarse, solo tendría que integrar un nuevo bebé y mucho más amor para dar.
El segundo bebé nació 10 meses después que su hermano mayor.
El esposo trabajaba horas extras, asistía a clases nocturnas en la universidad. Ambos tenían 19 años para ese momento seguían estando loco uno por el otro. Sus vidas se habían transformado lentamente y crearon una maravillosa rutina. La pareja había decidido tener dos o máximos tres hijos, así que descubrir que estaban de nuevo embarazados fue estar entre en el cielo y la tierra.
Para ellos lo normal no es lo convencional.
Su tercer hijo nació en silencio, el cuerpo de Clara estaba fallando y le indujeron el parto.Ya para esa fecha era una profesional en NICU, sabía tomar temperatura y peso. Su bebé era pequeño pero un luchador. Su tercer hijo llegó a casa para formar el grupo de los tres mosqueteros.
Ambos tenían 21 años, llevaban casados 4 años y su familia estaba completa.
A Robert le habían programado una vasectomía pero minutos antes de ingresar a quirófano llamó a su esposa y cuestionaron la operación. Las familias normales tenían 3 hijos, pero ellos no tenían por qué ser una más del montón por lo que decidieron suspender la intervención. Al mes de haber suspendido la operación Clara estaba esperando su cuarto hijo. Esta vez era una hermosa niña.
Oficialmente tenían 4 hijos menores de 4 años.
Su hija nació prematura y tuvo que permanecer algún tiempo en el hospital, por lo que sus noches consistían en dormir a tres hermosos niños en sus camas y estudiar para los exámenes de la de universidad al lado de una incubadora. A los 23 años Clara se estaba preparando para cursar su último año en la universidad, así que la emoción brotaba por todas partes.
Estaba demostrando que todo era posible con paciencia y dedicación.
Comenzando los preparativos para su graduación estaba esperado su quinto bebé. Esta vez estaba planeando un parto en casa. A pesar de que todos sus bebés eran bienvenidos no quería convertirse en una residente anual del centro clínico.
Su esposo había conseguido el trabajo de sus sueños y todos sus hijos crecían paulatinamente, el único detalle es que Clara se veía muy joven con todos sus hijos, así que los comentarios fueron inevitables.
No creen que sean sus hijos. Le preguntan si es niñera o si su madre la dejó a cargo de sus hermanos menores.
Clara y su esposo reciben todos los comentarios con curiosidad. Saben que no lo dicen por hacerles daños, ellos están centrados y saben que están haciendo el bien. Clara logró terminar su carrera universitaria con una licenciatura en educación infantil y con un título en psicología.
La alegría fue desbordante, eran padres orgullosos, la celebración se alargó cuando se enteró que estaba gestando su 6 bebé.
Al terminar la universidad la joven pareja decidió comprar un rancho de ganado en el centro de Texas. Actualmente educan a sus hijos en casa y su familia sigue creciendo. En diciembre del 2018 a los 29 años de Clara le dio la bienvenida a su décimo bebé.
7 niños y 3 niñas corren traviesamente por el rancho en Texas.
La familia de Clara llama bastante la atención. Afortunadamente sus familiares y la comunidad han sido muy receptivas. Ellos han demostrado ser un gran grupo de 12, disfrutando de una vida llena de amor, de aventuras y de curiosidades sin límites.
Comenta con tus familiares y amigos sobre el valor de la familia y comparte la nota para que el mundo sepa que para ser padres no se necesita estar preparados. Solo queda disfrutar de la dicha.