Las ocurrencias de los más pequeños de la casa realmente muchas veces nos ponen en aprietos, afortunadamente muchas de ellas terminan en una divertida experiencia sin consecuencias graves.
Natalie Draper, de 37 años, relata la travesura de Noah, su hijo de 3 años, durante su visita en un centro de juegos en Mansfield, Nottinghamshire, mientras ella llevaba a su hermano gemelo al baño.
En tan solo unos minutos su hijo estaba atascado en el interior de una máquina de expendedora de peluches después de que se subiera para buscar un peluche.
«Había llevado a mis hijos a un centro de juegos para mantenerlos entretenidos durante la mañana, pero nunca esperé que este incidente sucediera».
La madre de Noah lo dejó jugando con un amigo durante unos minutos y cuando regresó a buscarlo se encontró con la sorpresa de que se había subido a la máquina dispensadora de peluches y estaba dentro de ella en un intento por conseguir un osito.
«Llevé a su hermano Joel al baño y dejé a Noah jugando con su amigo solo unos minutos».
Una mujer incrédula ante lo que estaba viendo, se acercó a Natalie cuando volvía del baño y le pregunto si ese niño que estaba dentro de la máquina era su hijo.
“Cuando volví, una señora me agarró y me preguntó si ese era mi hijo, a lo que respondí ¿dónde?».
Tan pronto como la mujer señaló la máquina Natalie se apresuró a echar un vistazo y pudo ver que Noah había subido y se quedó atascado.
Natalie, madre de 3 niños jamás imaginó que, tras regresar del baño con el hermano gemelo de Noah, lo encontraría metido en la máquina recreativa tal cual como uno más de los peluches que se dispensaban con las garras de un brazo mecánico de la máquina.
“Como la máquina era operada por una compañía de terceros, el centro de juegos no tenía llaves para desbloquearla. Así que tuvieron que romper 3 candados con un destornillador y luego girar la cerradura con un cuchillo para poder abrir la puerta y sacarlo”.
Después de 10 minutos, una señal de «fuera de servicio» colocada en la máquina y el esfuerzo del personal para romper los candados, finalmente el pequeño salió para reunirse con su madre y sus hermanos.
«Afortunadamente, el personal sacó a Noah en 10 minutos, y ahora que sé que está a salvo e ileso puedo reírme».
A pesar de narrar esta anécdota como algo divertido, ella describe esta travesura de su hijo como «los 10 minutos más aterradores» de su vida.
«Todo lo que quería era un osito de peluche. Si me hubiera pedido el dinero se lo hubiese comprado, no era necesario que fuera tan lejos».
Realmente Noah es un niño decidido y enfocado que hará cualquier cosa por conseguir lo que quiere. Comparte esta anécdota que afortunadamente tuvo un final feliz.