Los padres de Tanner Noble, que vive en Warren, Ohio, no entendían qué pasaba con su hijo. Su pérdida drástica de 20 kilos y de apetito en menos de 4 meses era realmente preocupante; por más que fue sometido a varios chequeos médicos, que incluyeron colonoscopia, endoscopia y exploraciones de su tracto gastrointestinal, no daban con el problema.
Su padre Robert, de 49 años, y su madre Demetra, de 47, harían lo que fuera por dar con un diagnóstico acertado. Además, Tanner no tenía fuerzas para nada.
«Fue un momento muy aterrador. Solo quería respuestas y estaba preparada para cualquier cosa que me dijeran», dijo Demetra.
Hasta que finalmente un médico se percató en el cuello de Tanner y tras hallar un bulto, decidió hacerle una biopsia. El temor de toda madre venía con toda su fuerza: tenía cáncer medular de tiroides en etapa 4, un tipo de cáncer tremendamente agresivo e incurable.
Aunque como era lógico se sintieron devastados, después decidieron afrontar la enfermedad de Tanner con alegría y agradecimiento de los días que pudieran gozar de su hijo.
Los médicos, por su parte, hicieron todo lo que estuvo en sus manos para retardar el cáncer a través de una cirugía para extirparle el tumor de carcinoma y los ganglios linfáticos cancerosos.
Pero lamentablemente el tumor rodeaba las cuerdas vocales y algunos nervios importantes, por lo que los médicos no podían hacer mucho sin hacerle más daño. Además de eso, Tanner empezó una quimioterapia oral y le introdujeron un tubo para alimentarlo.
«Pasó por tantas rondas de quimio y tuvo efectos secundarios terribles. Tenía la enfermedad del cabello, las manos, los pies y la boca gris. El acné inducido por quimioterapia le causaba problemas de pigmentación negra en la cara, el pecho y la espalda», relató su madre.
«Tuvimos que conseguirle 22 tratamientos de eliminación de tatuajes (con láser)», agregó Demetra. Pero a pesar de todo, estaban decididos en centrarse en los días que les quedaban junto a su amado Tanner.
«Te sientes tan mal y lo desconocido te vuelve loca, pero pensé: Tienes que aceptar que tu hijo va a morir y tienes que aceptar que todo lo demás es un regalo», era la máxima de vida de su madre.
A partir de entonces, organizaron para que Tanner tuviera todo lo que quisiera antes de morir. Fueron de vacaciones en familia, fue a la escuela…
«Fui a la escuela porque me hacía sentir normal y eso era todo lo que estaba pidiendo. Me salvó bastante», contó Tanner
Mientras tanto, su enfermedad avanzaba y no le dieron más que 6 meses de vida.
Pero cuando todo estaba perdido, su médico contagiado por la fe de su madre quiso agotar el último recurso e inscribió a Tanner en un tratamiento experimental de sustancias que sólo eran administradas para este tipo de cáncer. Increíblemente a partir de su primera píldora tomada en enero, su salud mejoró.
Otros casos similares como el de Tanner tuvieron éxito con un tratamiento desarrollado por el Nagourney Cancer Institute, y entonces el médico y la madre de Tanner decidieron arriesgarlo todo.
«Le quitaron el tubo de alimentación. Ganó 22 kilos y se convirtió en alguien diferente otra vez. Él recuperó su vida», dijo Demetra.
Y fueron testigos de algo que jamás imaginaron verlo hecho realidad: su graduación.
«No pensé que alguna vez lo veríamos caminar por el escenario. Fue emocional, gratificante», dijo la madre. Y ahora asistirá a la Kent State University, en Ohio. En cuestión de meses estaba curado por completo.
«Estoy muy emocionado de poder comenzar la universidad. Realmente no pensé que iba a salir de la escuela secundaria. Debería haber muerto pero no morí. Creo que porque mi comunidad oró. La gente puede escuchar esto y ser tocada por eso», dijo Tanner.
Demetra sólo concluye que la enfermedad de su hijo cambió para ellos lo que realmente es importante, está convencida que la vida es preciosa y que esto le ha ayudado a amar más a los suyos de verdad, y a fortalecer a sus hijos en la fe especialmente cuando sienten que la vida les ha defraudado.
No te vayas sin compartir este impresionante testimonio con el mundo para demostrar que la esperanza y la fe es lo último que se pierde.