Tras casi una semana de la tan esperada boda entre Sergio Ramos y Pilar Rubio, y después de todas las críticas en torno a las exigencias que los novios impondrían a sus invitados, un nuevo detalle ha salido a la luz, que deja muy mal parada a la pareja.
Se trata de las declaraciones rendidas por una de las trabajadoras de la finca La Alegría, propiedad de lujo del futbolista, donde tuvo lugar el magno evento el pasado sábado.
Todos los operarios tuvieron que firmar un contrato de confidencialidad, en el que se obligaban a guardar estricto secreto de oficio de absolutamente todos los detalles de los que tuvieran conocimiento y sin tiempo limitado.
Los empleados fueron contratados para el montaje de todas las distracciones y sorpresas que Pilar Rubio tenía guardadas para los invitados, y que fueron planificadas bajo el más profundo misterio, lo que incluía desde desde una noria hasta una atracción de coches de choque.
Pilar Rubio se convirtió en una de las novias más criticadas tanto por su vestido y accesorios, como por las exigencias que impuso a sus invitados.
El programa de televisión «Sálvame», emitido por la cadena española Telecinco, tuvo acceso a una de las trabajadoras y lo que declaró ha abierto aún más la polémica en torno a la boda del futbolista del Real Madrid de origen sevillano y su ahora esposa.
No se ha revelado la identidad de la mujer, pero no ha hecho más que quejarse del tipo de trato que recibió en la finca La Alegría, el día de la boda, además del precario sueldo según juzgó la operaria, que era de 10 euros la hora.
Los casi 500 invitados lucieron sus mejores galas, pero tampoco se libraron de las críticas.
Cualquier tipo de información que los trabajadores llegaran a conocer quedaba incluida dentro de la cláusula de confidencialidad, y en caso de transgredirla deberían pagar una indemnización a Sergio y Pilar, la misma que podía alcanzar hasta los 100.000 euros.
Pero a pesar de que todos los operarios tenían la obligación de no revelar nada, incluso después de la boda, la mujer en cuestión estaba tan indignada que no tuvo problema en contarlo todo:
«Me trataron como a un perro. Pagaron 10 euros la hora. Dijeron cosas que luego no las cumplieron, como que nos iban a llevar en unos vehículos y nos tuvimos que buscar la vida. Nos hacían cambiar a hombres y mujeres juntos».
«Estábamos todos allí desnudos, una vergüenza. Era la primera vez en mi vida que trabajaba en esas condiciones. Además, hay cosas que no puedo olvidar, como que no nos dejaban hablar entre nosotros, ni reírnos», reclama la mujer.
«Comimos bocadillos fríos en una carpa. Nos chillaron. Y cuando ya nos dieron algo de cenar eran las 3 de la mañana y eran las sobras de los invitados», continúa.
Sin embargo, la mujer ha librado de todos esos malos tratos a la pareja, y más bien se ha cargado contra la empresa de catering. Refiriéndose a Sergio y Pilar, ha dicho: «Si lo hubieran sabido no creo que lo hubieran permitido», concluye.
Sus declaraciones han levantado un intenso debate en las redes, ya que unos piensan que ese era precisamente su trabajo, mientras que otros consideran que recibió un trato inhumano. ¿A ti qué te parece? Comparte tu opinión.