El drama de una familia de Chicago ha causado conmoción en las redes, una mujer aprobó que apagaran el soporte vital de su hermano y horas después descubrió que habían desconectado el de otro paciente.
Rosie Brooks recibió una llamada del hospital Mercy el mes pasado, era una trabajadora social que preguntó por los familiares de Alfonso Bennett, uno de sus hermanos.
Le informó que estaba ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos en el centro hospitalario.
Tras recibir la noticia, Rosie se dirigió de inmediato al hospital con su hermana Brenda Bennett-Jonhson, ella no logró identificar a su hermano porque quedó irreconocible.
El personal médico informó que lo habían encontrado semanas atrás sin vestimenta y sin ninguna identificación.
Pero Rosie y Brenda no se percataron de su desaparición, su relación se había deteriorado y casi no tenían ningún tipo de contacto desde hace años.
Ante el devastador pronóstico de su hermano, Rosie firmó la autorización para dar su consentimiento de apagar el ventilador mecánico del paciente. Estaban preparando su funeral cuando otra de sus hermanas les avisó que el hombre que había fallecido en el hospital no era Alfonso.
“Es triste que haya ocurrido así. Si fuera nuestro hermano y tuviéramos que pasar por eso, habría sido algo diferente. Tomamos todo tipo de decisiones sobre alguien que no era nuestra familia”, dijo Rosie.
Las autoridades policiales aseguraron que el error se debió a los recortes de presupuesto que los motivaron a usar una foto policial en lugar de huellas digitales para las labores de identificación.
El hombre fallecido, John Doe, no tenía ningún parentesco con las hermanas.
Brenda y Rosie no creían que era su hermano el paciente que yacía inconsciente en el hospital, pero el personal médico insistió tanto que se quedaron y asumieron que era Alfonso.
“Ellos decían que el Departamento Policial de Chicago identificó a esta persona como nuestro hermano”, dijo Brenda.
Realmente se trataba de un paciente ingresado el pasado 29 de abril cuando lo hallaron sin ropa, sin identificación y con lesiones severas principalmente en su rostro.
Rosie y Brenda estuvieron al lado del paciente hasta que firmaron el consentimiento para desconectarlo del soporte vital porque su pronóstico era irreversible.
“En minutos él estaba helado”, dijo Brenda.
Se disponían a preparar el último adiós cuando Alfonso llegó a su casa. “¡Es un milagro, es un milagro!”, decía Brenda.
El abogado de los Bennet, Cannon Lambert, declaró que no comprende cómo un incidente causado por falta de presupuesto pudo repercutir sobre la identificación de un paciente teniendo consecuencias tan graves.
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