La obsesión por la imagen corporal se ha convertido en uno de los distintivos de las sociedades actuales, en las que un físico esbelto y musculoso se asocia con el éxito y el atractivo. Su resultado extremo es el fanatismo por los músculos.
Sus víctimas, personas que, llevadas por el modelo social de culto al cuerpo, desarrollan tendencias que terminan siendo experiencias negativas y destructivas de su propia integridad.
En 2017, te contamos la historia de Kirill Tereshin quien saltó a la fama cuando comenzó a inyectarse Synthol en los brazos, puedes leer la nota completa aquí, un producto compuesto por 85% de aceite, 7,5% de lidocaína y 7,5% de alcohol y que es ampliamente conocido en el mundo de los gimnasios y el culturismo por ser el aceite usado para abrillantar el cuerpo del atleta antes de salir a escena durante las competencias.
Con la publicación de las fotos en redes sociales, en apenas meses el joven fisicoculturista superó los 30 mil seguidores y rápidamente se dio a conocer con el apodo de “Popeye”.
“Para alcanzar un gran tamaño, necesitas inyectarte litros en los brazos”, reconoció Tereshin, quien para el momento contaba con 21 años y presumía de una circunferencia de 60 centímetros en sus brazos.
No obstante, el propio deportista confesó en una oportunidad haber llegado a tener hasta 40 grados de fiebre cuando se inyectaba el aceite en sus brazos.
“Cuando lo estaba haciendo, tuve una fiebre de cerca de 40 grados, estaba tirado en la cama sintiendo que me moría, pero de repente, todo mejoró”, explicó Tereshin.
Ahora, el hombre volvió a utilizar sus redes sociales, esta vez no para vanagloriarse por sus 60 centímetros de brazos, sino para pedir ayuda:
“Aquí en Moscú, donde no fui examinado, dicen que no se puede lidiar con eso. Hice una solicitud a Alemania e Israel, dicen que me pueden ayudar allí, pero es muy costoso.
Necesito recaudar dinero a través de la televisión. Quiero deshacerme de estos (en referencia a sus brazos) y pedir ayuda. Nadie pudo evitarlo, yo soy el culpable de esto, y sobre el futuro… Dios sabe lo que sucederá después”, dice el mensaje escrito por Kirill Tereshin en las redes sociales.
Pero si inyectarse aceite en los brazos para aumentar su tamaño no fuera lo bastante irracional, lo más absurdo del caso es que dos días después de su desesperada solicitud, Kirill publicó una imagen iniciando un tratamiento para aumentar sus pómulos, con lo cual desató una lluvia de críticas de sus seguidores:
“¿Pides dinero para salvar tu vida y ahora gastas en esto? Acabas de tirar a la basura la colecta por tu salud”, dijo un internauta.
Las consecuencias de la utilización de Synthol para agrandar los músculos van desde problemas pulmonares y daño en los nervios, hasta paros respiratorios y ataques al corazón.
Lamentablemente, en el mundo existen muchas personas como Kirill Tereshin, tímidas e inseguras que se ven imperfectas ante sí mismas y ante los demás. Casi siempre, su vía para sentirse integradas y aceptadas por la sociedad es intentando a toda costa alcanzar ese canon de belleza que tanto se idealiza pero que, al mismo tiempo, tantas frustraciones genera.
Si te encuentras en esta situación o conoces a alguien que la sufra y quiera ser tratado, es importante reconocer esta patología a tiempo y ponerla en manos de un profesional cualificado que establezca un tratamiento adecuado.
Comparte esta increíble historia con tus amigos y si tu meta es aumentar tus músculos, no busques el camino fácil, entrena y esfuérzate.