Laura Howe era una dedicada enfermera que además tuvo que luchar durante años contra el cáncer. De niña fue diagnosticada con leucemia y sufrió constantes recaídas en los años siguientes.
Años después se convirtió en una profesional de la salud, pero recientemente ha sido señalada por un indignante comportamiento: la encontraron robando medicinas que estaban destinadas a niños enfermos y para borrar sus huellas alteraba los contenidos diluyéndolos con agua.
Laura recibió su diagnóstico con tan solo 9 años de edad.
El personal de la Enfermería Newcastle’s Royal Victoria comenzó a notar que algo no andaba del todo bien con muchos de los frascos que contenían codeína, especialmente aquellos que estaban en el gabinete de la sala infantil.
Fue entonces cuando decidieron realizar algunas pruebas y comprobaron que varios de esos frascos estaban siendo diluídos hasta en un 75%.
“Nos llamó la atención que los niveles del medicamento estaban reduciendo drásticamente sin coincidir con lo que indicaban nuestros registros”.
Cambiaron las medicinas para asegurarse de que todo estuviese en orden pero el problema persistía así que decidieron agregar cámaras de seguridad y llegar al fondo del asunto. Fue entonces cuando vieron claramente quién era la culpable. Cuando fue interrogada por sus jefes, Laura confesó.
La codeína es químicamente muy parecida a la morfina.
Fue despedida de inmediato del lugar, pero su licencia como enfermera todavía no ha sido revocada así que cuenta con planes de seguir ejerciendo su profesión en el futuro. Sin embargo, su caso ha sido llevado a las autoridades y todo depende del fallo que dictarán hacia finales de agosto.
“Ella ha lidiado con muchísimo estrés desde que era una niña. Tomó las medicinas para mitigar su dolor”.
Sophie Allison, su abogada, asegura que todo se debe a la trágica historia que Laura ha tenido que enfrentar con su enfermedad desde que era tan sólo una niña. Una vez que le diagnosticaron leucemia, se sometió a un tratamiento durante 2 años hasta que se encontró fuera de peligro.
Por desgracia, volvió a ser diagnosticada tan sólo un año después y en esta ocasión logró salvarse gracias a un trasplante de médula ósea que recibió de su hermano menor.
Laura había destacado por ayudar a recaudar fondos para los niños enfermos.
Cuando tenía 13 recibió su tercer diagnóstico y esta vez los médicos le dijeron que contaba sólo con un 15% de probabilidades de lograr sobrevivir. No había un tratamiento que se comprobara exitoso para su condición así que se sometió a todo tipo de medicinas y hoy en día todavía sufre los efectos secundarios.
Laura está actualmente bajo una orden de condiciones provisionales de práctica.
La noticia de sus indignantes acciones ha causado mucho revuelo y muchos aseguran que su licencia debió ser suspendida de inmediato. Por los momentos, ella y su abogada se encuentran haciendo todo lo posible por ganar la esperada sentencia en donde se definirá el resto de su vida.
Comparte esta alarmante noticia para exigir que se tomen medidas velar en contra de cualquier comportamiento que pueda afectar la salud de los niños.