Muy pocas personas conocen los graves riesgos que pueden esconderse detrás de un tanque de peces, Katie Stevenson, de 34 años, casi pierde la vida tras envenenarse con una peligrosa toxina presente en la pecera de su casa en Newport, Telford, Shropshire.
Katie tuvo que permanecer aislada durante 48 horas, un equipo especialista en áreas peligrosas se encargó de fumigar su casa el pasado 30 de julio.
Su esposo Mark, de 50 años, y sus tres hijas Lacey, de 11 años, Taleisha, de 7 y Skyla, de uno también se vieron afectados por una toxina del tanque de peces. El hijo mayor de la pareja, Cole, de 14 años, se encontraba en casa de un primo al momento del incidente.
Los médicos lucharon por salvar la vida de Katie, envenenada con patoxina, un químico liberado por los corales. Causa dificultades respiratorias graves y puede incluso causar la muerte.
La toxina es la segunda más mortal del mundo, Katie nunca había oído hablar de ella.
Después de terminar de limpiar el tanque para peces de 58 litros su temperatura corporal subió bruscamente.
Ella comenzó a temblar y a tener alucinaciones por los efectos de la toxina, poco después sintió dolor de garganta, se quedaba sin aliento y se sentía muy débil.
Cuando buscó en Internet acerca de sus síntomas, descubrió que el coral puede liberar una toxina muy peligrosa. Aunque los casos de envenenamiento de este tipo no son comunes.
Katie llamó a los servicios de emergencia y asumieron que su cuadro se debía a una infección viral.
“Temblaba de pies a cabeza, tenía mantas y me estaba congelando. Mi ritmo cardíaco había subido mucho y mi temperatura corporal era realmente alta”, dijo ella.
Poco después, los médicos confirmaron el diagnóstico y le dijeron a Katie y a su esposo que si se hubieran acostado esa noche no se habrían despertado.
“Cuando me acosté en la cama no podía tocarme, estaba tan caliente. Pensé que me iba a morir. He tenido pesadillas desde entonces y no puedo dormir. Me lo he pasado muy mal”, relató Katie.
Ni Kate ni su esposo tenían idea de que el coral que tenían en casa era peligroso, no encontraron ninguna advertencia al momento de adquirirlo.
“Hemos tenido esta pecera desde hace un año y siempre hemos mantenido el coral bajo el agua”, explicó Katie.
“Vacié completamente el tanque, sacamos el coral y comenzamos a cepillarlo. Cuando lo manipulas de esta forma a un coral libera toxinas.
“Pensé todo tipo de cosas, mis hijos podrían haber fallecido. Podríamos haber muerto. No he dormido bien desde ese día”, relató.
“Nos habíamos ido de vacaciones y nuestros peces habían muerto, así que pensamos en deshacernos del tanque. Vaciamos por completo el tanque y poco después comenzó un despliegue especial con ayuda de los bomberos”, contó Katie.
Las ambulancias que traían a otros pacientes al Princess Royal Hospital Telford, fueron dirigidas a Shrewbury para prevenir complicaciones asociadas al contagio.
Katie relató que los paramédicos que fueron a buscarlas usaban máscaras en su rostro para prevenir cualquier tipo de complicación. Además, fueron a su casa dos oficiales, dos paramédicos y dos expertos en espacios peligrosos.
Los médicos notaron que se trataba de un caso de Playtoxin así que enviaron a otra ambulancia para buscar a la pareja y a sus hijas: todos tenía vómitos, diarrea y malestar.
Una vez que ingresaron al hospital permanecieron aislados. “Estábamos todos en una habitación y a nadie le era permitido entrar”, dijo Katie.
Katie insta a todos a conocer el riesgo de tener corales en casa, asegura que deberían advertir lo que puede pasar antes de venderlos.
Afortunadamente esta familia está a salvo pero en ocasiones el desenlace es trágico, no te vayas sin compartir su caso.