Padre es el que cría con amor a sus hijos y no solo el que los engendra. Eso lo dejó bien claro Guy Bryant, un hombre de 61 años quien, sin tener hijos propios, se ha dedicado durante más de una década a recibir en su hogar a jóvenes que viven en situaciones vulnerables.
Se dedica a ofrecerles la protección y orientación necesarias para salir del oscuro mundo de las adicciones, y que puedan hacer de su vida algo positivo y se conviertan en hombres de bien.
“Una vez que se quedan en mi casa, se convierten en mis hijos para siempre”, comentó Bryant.
En 12 años ha criado a más de 50 adultos jóvenes a través de un sistema muy especial. El sexagenario afirma que la clave consiste en pasar tiempo de calidad con ellos y ganar su confianza, por lo que siempre está organizando paseos y salidas a comer durante el año.
La idea surgió en 2007, cuando uno de los jóvenes le preguntó si podía quedarse con él y ser su padre, a lo que Bryant accedió sin pensarlo y a través de la agencia Rising Ground, de Nueva York, acogió al joven junto con otros dos niños.
Desde la agencia, Guy ayuda a estos jóvenes a planear su futuro y supervisa que realmente cumplan sus sueños.
La propia infancia de Guy influyó enormemente en la historia de su vida como padre sustituto. Él sabe lo difícil que resulta para muchos jóvenes salirse de los malos pasos, y que una ayuda a tiempo a una persona que lo necesita puede cambiar su vida y hacer la diferencia.
“Lo difícil de generar confianza son sus interacciones pasadas con los adultos. Si puedo lograr que sostengan una conversación conmigo sobre cómo se sienten y qué está pasando, entonces mi trabajo está hecho. Necesitan constantemente ser reforzados con palabras como ‘Estoy aquí. Voy a hacer lo que digo’. Siempre lo hago porque no quiero que me miren como uno de esos adultos que los decepcionaron”, explicó.
Cuando se sienten preparados para volar, algunos de estos muchachos dejan el nido para enfrentar el mundo, pero, sin importar la suerte que tengan, si deciden regresar, el amoroso Guy siempre estará esperándolos para recibirlos con los brazos abiertos.
“Mi enfoque es que los amo independientemente. Podrían convertirse en un cirujano cerebral o un limpiador de baños, no importa. Una vez que vienen a mi casa y han estado conmigo y aquí, son mis hijos para toda la vida. Ese es mi enfoque.
Siempre tendrán una cama a la que ir, una ducha para limpiarse. Siempre podrán volver a casa. Este es su hogar”, afirmó el hombre.
A pesar de su edad, Guy no piensa abandonar su noble labor. De hecho, decidió alquilar el piso de arriba de su apartamento para tener más espacio, e incluso aquellos jóvenes que ya se han ido del hogar, todavía pasan por allí para visitar a su padre, ir a pescar y hasta cocinar juntos.
Así es que, por fortuna, este sensacional ser humano ejemplar está y estará dispuesto por muchos años más a recibir en su casa a todo aquel que necesite de su protección, recordándonos permanentemente que no es la carne ni la sangre, sino el corazón lo que nos hace ser padres e hijos. ¡Felicidades, Guy!
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