En ocasiones las mayores lecciones para la vida las aprendemos de los niños, pues aunque pensemos que viven en su propia realidad, son más sensibles y atentos a las necesidades de los más vulnerables.
Por eso, el generoso acto que ha hecho un par de hermanos de Ohio (EEUU), no puede dejarnos menos que con el corazón lleno de orgullo.
Lettner, de 14 años, y su hermano menor, Logan decidieron subastar su bien de mayor valor no para gastar el dinero en un juguete o un viaje, sino en una generosa donación para el Hospital de Investigación Infantil St. Jude.
Esta institución es de las más conocidas en el país pues se especializa en tratamientos contra el cáncer infantil y otras enfermedades mortales.
«Las personas a las que estamos donando el dinero, lo necesitan más que nosotros. Ningún niño debería tener cáncer«, dijo Austin Lettner.
El sufrimiento de otros niños a causa de estas enfermedades tan terribles han sido el motor inspirador para que Lettner y Logan decidieran subastar su cerdo de más de 100 kilos, en la Feria del Condado de Medina, celebrada este mes de agosto.
Durante la feria las personas exhiben a sus animales de gran tamaño que serán vendidos al mejor postor.
Estos chicos esperaban ganar alrededor de $1.000 por su cerdo pero las ofertas subieron rápidamente y en poco tiempo ya estaban ofreciendo hasta $3.000 por el animal.
Parece que las personas quedaron conmovidas con la causa que había detrás de la subasta, pues los chicos incluso pensaron en vender los trozos de carne de cerdo a cambio de pocos dólares y llegar recaudar los $1.000 presupuestados.
No obstante, cuando comenzó la subasta del cerdo Millhouse, como llamaban los niños, las personas ofertaban con licitaciones de hasta $230 de diferencia. Incluso un hombre licitó por $500 por encima de la oferta contraria.
Al final del día, los chicos habían recaudado $11.000 por la venta del cerdo. El postor que ganó la subasta donó al animal a una organización benéfica local para que la carne pudiera usarse para alimentar a los necesitados.
Los meses de crianza que estos chicos invirtieron en su cerdo realmente valieron la pena pues la subasta ha dejado muchos beneficiados. Por una parte, el dinero que recibieron lo donarán por completo al hospital aunque recaudaron más de lo imaginado. Y por otra, las personas que se alimentaron con la carne del cerdo también se beneficiaron.
«Un día mis padres me preguntaron a mí y a Logan, si queríamos conservar el dinero de nuestro cerdo o donarlo. Y dijimos que donara el dinero», explicó Austin.
Estos chicos han demostrado tener un corazón bastante generoso y nos alegra saber que la comunidad respondió positivamente a su iniciativa. Seguramente, estos hermanos más adelante serán unos hombres dedicados al altruismo.
Si su trabajo y dedicación sirve para salvar una vida estos chicos se dan por bien pagados. Comparte esta historia y enséñales a todos esta generosa forma de ayudar.