A muchas personas les desagrada viajar en avión. Sí, sabemos lo que dicen: que es la forma más segura de viajar, que los autos son mucho más peligrosos, bla, bla.
Pero lo cierto es que, para este tipo de personas, estar atadas a un asiento en el momento del despegue equivale a sentir que están irremediablemente atrapados en una máquina mortal.
Ahí arriba, a miles de metros de altura y cuando menos te lo esperas, el avión se sacude en torbellinos mientras saltan las luces que nos avisan que debemos ponernos el cinturón.
Hace varios días, en un vuelo entre la ciudad de San Diego, en California y Nashville, Tennessee, en Estados Unidos, una pasajera captó unas hermosas imágenes que se han robado el corazón de los internautas en las redes sociales.
Las escenas muestran el sencillo pero cálido gesto de un joven que sostuvo la mano de una anciana de 96 años para tranquilizarla durante una serie de turbulencias que tenían terriblemente asustada a la tierna abuelita.
Aparentemente y según explica Megan Ashley Schofield, la viajera que tomó las imágenes, la pobre mujer que tenía la intención de visitar a unos familiares en Kansas City, tenía al menos 15 años sin subirse a un avión.
Al momento del despegue, la mujer comenzó a ponerse nerviosa por las corrientes de aire que azotaban la aeronave, con tan buena suerte que a su lado se encontraba un joven quien, al notar el susto de su compañera, no dudó en tomarla de la mano para calmarla y explicarle las razones del movimiento del avión.
On my flight from San Diego to Nashville today, sitting in the row next to me was a 96 year old woman who hasn’t flown…
Publiée par Megan Ashley sur Lundi 29 juillet 2019
Ben, que así se llama el caballeroso protagonista de nuestra historia, terminó ayudando a la señora a tomar asiento y al llegar a Tennessee, la ayudó con el equipaje de mano y a salir del avión. El post de Megan ya ha recibido miles de me gusta y ha sido compartido innumerables veces.
“Salí aguantando las lágrimas de emoción y gratitud por gente como este maravilloso ser humano. Ella estaba tan agradecida… Me quito el sombrero, señor, por su buen corazón y por su compasión con una persona que no conocía. Me alegró la semana”, dijo Schofield.
Destino de esta adorable señora
Las turbulencias, aunque molestas, son algo normal y es muy poco probable que sean precursoras de un desastre. Se podría decir que cada vuelo experimenta ráfagas de viento más o menos fuerte.
Hazle frente al miedo sabiendo que la turbulencia no hace que los aviones se estrellen y así, tal vez tú también puedas ser como Ben, el noble joven de buen corazón que supo guiar a la dulce abuelita a superar su miedo, nada más y nada menos que a 30.000 pies de altura.
Comparte este hermoso ejemplo de solidaridad y consideración con tus mejores amigos y familiares más queridos.