Cuando Christy Brown tuvo a su hija Rebecca fue uno de los días más felices de su vida. Por desgracia, antes de que su bebé cumpliera su primer año de edad tuvo que enfrentar uno de sus peores miedos al sospechar que algo no andaba bien con la salud de su pequeña.
La bebé mostró los primeros síntomas con tan solo cuatro meses de vida.
A pesar de que comía bien y cumplía con todas las indicaciones que le habían recomendado los médicos, la bebé no parecía ganar nada de peso. Durante varias semanas ningún especialista logró dar con el problema pero luego un gastroenterólogo se dio cuenta de un pequeño detalle en su respiración.
“¿Ella siempre ha respirado de esa manera?”.
De inmediato transfirieron a la pequeña con un cardiólogo y allí lograron llegar al fondo de lo que sucedía. Rebecca sufría de un defecto cardíaco congénito que es conocido como el síndrome de la arteria pulmonar.
Esto produce que el lado izquierdo de su corazón sea mucho más grande de lo normal, de manera que presionaba su caja torácica cada que vez que intentaba respirar.
“Estaba muy preocupada. Es algo que deja a toda la familia exhausta mentalmente”.
Lo primero que debían hacer sería operarla pero esto sólo sería una solución momentánea. Era vital que Rebecca recibiera un trasplante de corazón para poder salvar su vida. En su cirugía a corazón abierto le dieron una bomba cardíaca artificial que se conoce como Corazón de Berlín.
La familia vive en la ciudad de Atlanta en los Estados Unidos.
Esto la ayuda a cumplir correctamente con las funciones de su corazón mientras consigue el trasplante. Durante la angustiosa espera Rebecca y su madre debieron quedarse en el hospital para que la bebé estuviese todo el tiempo monitoreada. Se trataron de meses muy difíciles.
En una ocasión la bebé casi pierde la vida debido a un derrame cerebral.
Cuando se acercaba el momento del primer cumpleaños de Rebecca, Christy comenzó a lamentarse por no poder celebrar un día tan importante en casa junto a su esposo y su hijo mayor.
A lo largo de su corta vida, su bebé había pasado más noches en el hospital que en su propia casa y cada vez era más difícil poder mantener la esperanza de que conseguirían el trasplante.
“Uno no puede desear que algo malo le suceda al bebé de otra persona”.
Fue entonces cuando varios miembros de su familia comenzaron a decirle extrañas predicciones Christy. Habían soñado que la dulce Rebecca recibiría el trasplante justo a tiempo para su primer cumpleaños. Para sorpresa de todos, eso fue precisamente lo que sucedió.
“Estoy muy agradecida de que una familia permitiera que su pequeño continuara viviendo de algún modo a través de Rebecca”.
Dado a la gravedad de su condición, algunos médicos pensaron que no lograría sobrevivir; pero ahora esos días difíciles han quedado atrás.
Para alegría de toda la familia, la operación fue un éxito y la dulce bebé pudo recuperarse y celebrar esta fecha tan especial en casa.
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